Antiguo Testamento con Fermín IVMuestra
Después de cruzar el río Jordán, pareciera que el pueblo de Israel comienza de nuevo; de ceros con su Dios. Llevan a cabo dos señales que Dios les había dado. Una era la señal del pacto que Dios había hecho con Abraham, la cual ratificaba la promesa que le había hecho: hacer de Abraham una gran nación y darles la tierra de Canaán por heredad. Esta señal era la circuncisión, la cual toda esta generación no había realizado en el desierto.
La segunda era la celebración de la Pascua, la cual era un recordatorio de cómo Dios los rescató de la esclavitud en Egipto. Es interesante que estas dos cosas las realicen justo entrando a la Tierra Prometida, cuando estaban entrando a recibir la promesa.
Antes de avanzar, Josué tiene un encuentro muy interesante. Acercándose a Jericó, tiene de frente a un hombre con la espada desenvainada, el cual le dice: soy el Príncipe de los ejércitos de Dios. Cuando Josué le pregunta ¿qué tienes que decirme?, Él le contesta: Quítate el calzado, porque el lugar donde estás es santo.
Cada una de estas cosas nos recuerdan a Moisés. Sin duda, Josue está convirtiéndose en su sucesor.
En los siguientes capítulos, enfrentan dos batallas contra dos pueblos distintos: Jericó y Hai.
En Jericó el triunfo se dio por su total confianza en las instrucciones que Dios les dio, instrucciones que llevaron a cabo durante 7 días. Su obediencia es evidente; y su confianza, inquebrantable.
En Hai, por otro lado, su confianza en sí mismos los hace regresar derrotados. El pecado de Acán, costo caro en este enfrentamiento. Acán pecó, y fue descubierto por Dios.
¿Leiste el relato? La manera en que Dios va identificando al pecador podría ser aterradora. Imagínate que van seleccionando poco a poco a tu tribu, luego a las familias a las cuales perteneces, luego es seleccionada tu familia, luego son identificados los varones. Poco a poco se van acercando a ti. ¿Qué harías?
Creo completamente que este proceso que vivió Acán no fue sino una muestra de la paciencia y la misericordia de Dios. Dios le estaba dando tiempo para arrepentirse.
¿Te ha dado tiempo Dios para arrepentirte?
“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 6:23
Acerca de este Plan
Leamos juntos el Antiguo Testamento y sigamos conociendo y dando a conocer a Jesucristo a través de las Escrituras.
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Nos gustaría agradecer a Semilla de Mostaza por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.semillamexico.com/