Antiguo Testamento con Fermín IVMuestra

La primer parte de nuestra lectura no es más que una bitácora de los lugares por donde caminó el pueblo de Israel de la mano de Moisés. Y Moisés es el encargado de registrarlo. 

Esto nos invita a nosotros mismos a hacer una bitácora de nuestro caminar en el Señor. En Semilla, a esto le llamamos algunas veces un “Devocional”. Es bueno registrar lo que Dios nos ha hablado a través de nuestro viaje por las escrituras, porque un día podemos regresar a él y observar cómo Dios nos ha guiado por medio de su Palabra.

El pueblo estaba a punto de entrar a la Tierra Prometida pero tenía la encomienda de echar a los moradores de esas tierras y destruir todos los ídolos. Y Dios les advirtió que si no lo hacían, vendrían a ser como aguijones en sus ojos y espinas en sus costados. 

Cuando Dios te diga que dejes algo, déjalo. Dios quiere que echemos fuera nuestra carne, que la hagamos morir. Si no lo hacemos, vendrá a ser aquello que nos mantenga en dolor y sufrimiento. ¡Qué mejor es dejarlo!

Cuando no tratamos con aquello que Dios nos pide que tratemos, entonces Dios tratará con nosotros; todo esto en nuestro beneficio. El Señor nos ama desinteresadamente, buscando nuestro bien. Y muchos de nosotros no nos hemos dado cuenta, pero lo mejor es dejar nuestra carne y ser guiados por su Espíritu.