Antiguo Testamento con Fermín IVMuestra

Estos capítulos continúan con los diferentes sacrificios que se presentaban por medio de los sacerdotes. 

Uno de estos sacrificios se presentaba para expiación por el pecado. Expiación significa, básicamente, cubrir. Eso era lo que se lograba con este sacrificio: cubrir el pecado con una víctima inocente. El cordero cubría el pecado. Cuando escuchamos acerca de Jesús por primera vez de la boca de Juan, Jesús es presentado así: Este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

El sacrificio de Jesús no sólo fue para cubrir, sino para quitar. Mientras llegaba ese día, lo único que se podía hacer era cubrir el pecado. Funcionaba, pero el hombre es pecador y siempre necesitaba otro sacrificio para cubrir un nuevo pecado.

También se presenta la necesidad de restituir cuando alguien ha pecado contra un hermano. Restituir es ir más allá de sólo pedir perdón; es ver la manera de recuperar aquello que le quitamos a alguien. Esto es necesario incluso para nosotros hoy, responsabilizarnos de lo que hemos hecho es una muestra de reconocer que lo que hicimos trajo un daño a otra persona.

En ocasiones en una falta física, no pagamos lo que debimos pagar, debemos pedir perdón pero también pagar. Si acaso hablamos mal de un hermano públicamente, es necesario pedir perdón pero también restituir, reconociendo públicamente que pecamos y decir la verdad. 

El resto de la porción es una recopilación de los diferentes sacrificios. 

No iremos arrepentidos delante de Dios si no reconocemos nuestro pecado. Si Dios te muestra tu pecado, ya sea escuchando el mensaje el domingo o mientras lees la Palabra en casa, no ignores lo que Dios te está hablando. Reconoce y ven arrepentido delante de Él.