Antiguo Testamento con Fermín IVMuestra

Una paloma con una hoja de olivo en el pico fue la señal que Noé recibió para saber que las aguas se habían retirado de sobre la tierra. Un nuevo comienzo, una nueva oportunidad.

¿Alguna vez has recibido una segunda oportunidad? Ya sea en el trabajo o en un problema personal, una segunda oportunidad siempre anima a comenzar de una mejor manera; por lo menos mentalmente haces un compromiso: “esta vez será diferente.”

No puedo imaginar la sensación de Noé y su familia al comenzar a bajar de el arca después de largos días, y llegar a un mundo completamente distinto al anterior. La situación en todo sentido había cambiado. Ellos eran los únicos testigos del mundo prediluviano.

¿Cuál fue su primer paso? Edificar un altar y adorar a Dios; un sacrificio que representaba una entrega total a Dios.

Dios percibe el olor grato y le da una señal, le muestra un arcoíris. El arcoíris es la señal del pacto que Dios hizo con Noé y con toda la humanidad: no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne. Dios desde ese entonces ha sido fiel a su promesa; pero Noé, no. Aún cuando Noé es descrito como un “varón recto, perfecto en sus generaciones”, se emborracha y es protagonista de un evento muy oscuro y vergonzoso.

Así que, si te han dado una segunda oportunidad y no la aprovechaste, estás en el mismo lugar que Noé. Noé necesita ayuda; nosotros también necesitamos ayuda.

En el capítulo 11 vemos una vez más al hombre en su necedad, buscando alcanzar el cielo con sus propios esfuerzos. Hasta que Dios, sabiendo que no iban a detenerse, confundió su lengua.

¿Has echado a perder segundas oportunidades? ¿Has sido necio? Al parecer la humanidad necesita un nuevo comienzo. Sigamos leyendo, nos vemos mañana.