Antiguo Testamento con Fermín IVMuestra

Hoy concluimos el libro de Génesis con la muerte de Jacob y la muerte de su hijo José. Jacob, ya entrado en años, bendijo a los hijos de José que desde ese momento pasarían a ser hijos suyos. Es por eso que encontramos, entre las tribus de Israel, la tribu de Efraín y la tribu de Manases.

Jacob en el lecho de muerte, bendice a sus hijos; a algunos los describe, les habla de futuro, dice lo que sucederá con ellos. Y nosotros teniendo el registro bíblico nos damos cuenta que sí sucedió así en sus vidas. Sólo me surge la pregunta, ¿Por qué Jacob espero hasta el lecho de muerte para hablar a sus hijos?

La realidad es que Jacob no era un buen padre; vivía egoístamente, enfocado más en lo que le sucedía a él o en lo que le hacían a él. Para ser padre necesitamos vivir vidas enfocadas en Dios, desenfocadas de nosotros; estar con nuestros hijos, hablar con ellos, comunicarnos con ellos, guiarlos, dirigirles, orar con ellos y orar por ellos.

Cuando regresan del funeral de su padre, los hermanos de Jacob piensan que José los aborrecerá y se vengará por lo que ellos le hicieron. Pero José no es como ellos. José puede ver que fue Dios; que de otra manera ellos no hubieran sobrevivido. Los planes de Dios van más allá de nuestras circunstancias y problemas familiares.

Que Dios nos ayude a ver su plan llevado a cabo en nuestras vidas.