Recibir la gracia y perdonarMuestra
Dia 06 - El perdón nos libera
VERSÍCULOS DE REFERENCIA :
Marcos 2:3-12 RVR1960
3 Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro.
4 Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico.
5 Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.
6 Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones:
7 ¿Por qué habla este así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios?
8 Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones?
9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda?
10 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico):
11 A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.
12 Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.
Juan 8:34-36 RVR1960
34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.
35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre.
36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres
Reflexiones:
El perdón nos libera, pero a veces también puede producir sanidad y salvación para la persona perdonada.
Lea Mateo2:3-12 y Juan 8:34-36 y tome un momento para responder las siguientes preguntas:
➤ ¿Cuál es la consecuencia del perdón de pecados en la vida de este hombre?
➤ ¿Qué puede producir el perdón en tu vida? ¿Y para el que perdonas?
CONTENIDO :
El pecado nos separa de Dios, e igualmente nos mantienen la esclavitud de la culpabilidad, de la acusación y de la destrucción, que nos lleva a la muerte (Romanos 6:16). Cuando entramos en una dimensión de arrepentimiento y nos volvemos a Dios para confesarle nuestros pecados y elegimos separarnos de ellos, Cristo nos perdona y nos libera. La culpa y la acusación no vienen jamás de Dios, sin embargo, este último, por medio del Espíritu Santo nos convence de pecado, de justicia y juicio (Juan 16:8). La convicción de pecado revela nuestro estado de miseria de que estamos separados de Dios. La convicción de justicia viene a testificar en nuestros corazones que el precio se pago con la muerte y resurrección de Jesús y la convicción de juicio no es contra nosotros, sino contra el príncipe de este mundo: el diablo, que no cesa de querer acusarnos a fin de mantenernos esclavos de su yugo. Así que el perdón nos libera de la acusación y del juicio, a fin de permitirnos vivir en Su libertad.
El Juan 8:36 Jesús dice claramente que quiere liberarnos y que a partir de ese momento seremos libres del pecado. Esto no quiere decir que nunca volveremos a pecar, sino que, implica que ahora tenemos libertad sobre este. Jesús habla aquí de “permanecer en la casa”. De hecho, el pecado nos hace abandonar la casa del Padre. El pecado puede hacernos fingir servir a Dios cuando en realidad estamos sirviendo nuestros desagradables deseos. Pero esto no puede perdurar. El hijo prodigo regreso a la casa del padre, deseando ser un esclavo a fin de tener al menos para comer, pero estaba fuera de discusión para el padre, que no le dio tiempo para hacer esta solicitud y que lo recibió como hijo, liberándolo de su falsa imagen del amor de Dios. Jesús nos libera como hijos/hijas: Solo El conoce este amor incomprensible del Padre, pero la buena noticia es también que Él nos lo puede revelar. El corazón del hijo prodigo fue profundamente transformado, cuando su imagen del Padre cambio, al recibirlo su padre incondicionalmente.
Otra libertad que adquirimos a través del perdón es la que recibimos cuando escogemos perdonare a otros, porque mientras no lo hagamos, estamos conectados con las personas que nos han ofendido. Luego nos encerramos en una prisión que viene a atar nuestros pensamientos y nuestras emociones. Al contrario, si escogemos perdonar, recobramos nuestra libertad frente a esas personas. Podemos amarlos, mirarlos a los ojos sin ningún miedo o dificultad. Perdonar es vivir libremente con respecto a todo. Y la llave de esta libertad nos pertenece. Además, perdonar también va a liberar a la persona a quien perdonamos porque mientras no lo hagamos, la tenemos en la prisión de nuestro no perdonar. Es sorprendente notar que a menudo sucede que el perdón otorgado libera al otro, para que esta persona se encuentre con Jesús como su Señor y Salvador (si aun no lo ha hecho).
¿Dónde estás hoy? ¿Necesitas vivir la liberación que el perdón permite? Jesús vino para esto y Él te da el poder de vivir en Su libertad por medio del perdón… no es una cuestión de deseo, sino de necesidad.
Toma un tiempo con Dios y deja que el Espíritu Santo te hable y te conduzca.
Mi decisión
Lo que comprendí para mi vida personal :
Lo que decido para mi vida, con lo que acabo de aprender :
Lo que tú decides hoy, determina quien serás mañana :
Del libro "un disciple en marche" copyright 2018 de Luc Favre, publicado por Vie Victorieuse. Todos los derechos reservados.
Acerca de este Plan
Mucho más que un simple plan de lectura, este es un verdadero desafío para entrar en la vida de un discípulo de Cristo.
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Nos gustaría agradecer a Luc Favre por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://vievictorieuse.org