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Recibir la gracia y perdonar

DÍA 2 DE 7

 Dia 02 - El perdón no se merece nunca

 

VERSÍCULOS DE REFERENCIA :

Mateo 18:21-22 RVR1960

21 Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? 

22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete..

Romanos 5:8 RVR1960

8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 

 

Reflexiones: 

El perdón no se merece nunca, es un regalo de Dios..

Lee Mateo 18:21-22 y Romanos 5:8 y toma un momento para responder las siguientes preguntas:

 ➤   Cuantas veces debemos perdonar a la persona que nos ha ofendido? 

 ➤   ¿A qué conclusión podemos llegar?

 ➤    Jesús espero a que nosotros mereciéramos su perdón? 

 

CONTENIDO :

Perdonar es algo difícil, cuesta, y aquí Pedro intenta calcular su perdón: ¿Cuantas veces perdonare a mi hermano…7 veces? Lo que implica: soy paciente, pero la octava vez me reservo el derecho de no perdonar…Demasiado es demasiado, y no creas que puedes abusar de mí. Sin embargo, Jesús no da un límite para el perdón, El responde: “setenta veces siete «que sea en realidad ilimitado. Por otro lado, El no nos dice que permanezcamos cerca de aquellos que no cesan de ofendernos y de herirnos. Yo solo puedo animarte a perdonar a esas personas, pero también saber enfrentarlos y si es necesario, alejarse para protegerse.

Seguramente usted conoce esta expresión: ¿Como puede ser perdonado? Frecuentemente las personas culpables intentan calmar a su oponente o amigo por todos los medios, como si el perdón que piden se pudiera ganar o comprar. Este tipo de perdón calculado y negociado no es el verdadero perdón, porque sigues siendo responsable ante la persona. Por esta razón Jesús dijo claramente que el perdón es incondicional y no está calculado.

Imagina por un instante: Si Dios tuviera que calcular su perdón hacia nosotros limitado por nuestros méritos, no pudiéramos ser jamás perdonados. Si tratáramos de medir nuestras buenas acciones con las malas acciones, incluyendo aquellas que han permanecido en nuestros pensamientos, es obvio que no podríamos beneficiarnos de Su perdón. Sin embargo, Dios nos ha hecho una promesa extraordinaria en 1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” Es por eso que los que nos acercamos a Dios con un corazón arrepentido, tenemos la seguridad del perdón.

Comprendemos que todo intento de probar hacer las cosas por nuestras propias fuerzas a fin de tratar de ganar el perdón de Dios, está condenado al fracaso. La religión pretende dictar reglas a seguir para tratar de merecer el favor de Dios, mientras que la vida de disciplina -que es una relación personal con el Espíritu Santo- comienza reconociendo que no nos merecemos el perdón y que este es el fruto de la gracia de Dios y de Su amor. Se trata de saber desarrollar nuestra intimidad con Dios y cultivar nuestro amor por El. Y deshacernos de la tendencia humana de querer tratar de ganar las cosas por nosotros mismos. 

En el versículo de Romanos 5:8 descubrimos que Jesús no espero a que nos merezcamos nada, para perdonar nuestros pecados, El no espero que reconozcamos que lo necesitábamos… El escogió dar su vida por nosotros, para que al acercarnos a El pudiéramos recibir Su vida y Su perdón. 

Aunque no merecemos el perdón, por el contrario, los méritos de la vida de Cristo, Su vida sin pecado y Su obediencia perfecta al Padre, nos vale para pagar la deuda total e incondicionalmente. Esta redención es el resultado del amor de Dios por nosotros. 

Por lo tanto, ya que Dios nos amó tan perfectamente, como bien lo dice el Apóstol Juan, nosotros también debemos amarnos los unos a los otros (1 Juan 4:11). Esto implica también saber perdonar a los otros sin que lo merezcan, sin que lo pidan.

Porque con demasiada frecuencia tendemos a querer esperar a que otros pidan perdón antes de perdonarlos, de modo que depende de nosotros perdonar primero y esto sucede en nuestra íntima relación con Dios.

Sin embargo, si el perdón es entre Dios y yo, por el contrario, el hecho de que la otra persona pida perdón permite restaurar la relación, pero pertenece a la elección y la conciencia de la otra persona y es su responsabilidad.

Recordemos que Dios no nos amó porque hicimos algo para merecerlo. De hecho, actuamos en la dirección opuesta, le dimos la espalda, lo despreciamos, lo ignoramos y nos burlamos de Él. Y Dios nos pide que amemos a nuestros enemigos (Mateo 5:44) que comienza perdónalos …Esto solo es posible en la medida en que el amor de Dios ha tocado nuestros corazones y hemos recibido la seguridad de que nuestros propios pecados han sido perdonados.

Tómese un momento para dejar que el Espíritu Santo busque su corazón, invítelo a que le revele si todavía hay personas a las que necesita perdonar, pero también que le muestre si tiene sin usted saberlo una actitud religiosa mientras intenta merecer el perdón de Dios.

 

Mi decisión

Lo que comprendí para mi vida personal :

Lo que decido para mi vida, con lo que acabo de aprender :

Lo que tú decides hoy, determina quien serás mañana :

 

Del libro "un disciple en marche" copyright 2018 de Luc Favre, publicado por Vie Victorieuse. Todos los derechos reservados.

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Acerca de este Plan

Recibir la gracia y perdonar

Mucho más que un simple plan de lectura, este es un verdadero desafío para entrar en la vida de un discípulo de Cristo.

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Nos gustaría agradecer a Luc Favre por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://vievictorieuse.org