Jesús Nuestro TodoMuestra

Semana 4 - Día 1

Lectura: Hebreos 8:7–13; 2 Corintios 3:4-6

EOAO: Hebreos 8:7-8; 2 Corintios 3:5-6

“Pues si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, no se hubiera buscado lugar para el segundo. Porque reprochándolos, Él dice: «Miren que vienen días, dice el Señor, En que estableceré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá;” Heb 8:7-8

“No que seamos suficientes en nosotros mismos para pensar que cosa alguna procede de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de Dios, el cual también nos hizo suficientes como ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu. Porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.” 2 Cor 3:5-6

En el texto

El sacerdocio Levítico de rituales y sacrificios era bueno en sí. Dios lo creó para mostrar Su santidad al pueblo de Israel, para hacerlos tomar conciencia de su pecado y para que fuesen apartados como Su nación elegida. Sin embargo, este sistema nunca estuvo destinado a salvarnos. Dios puso en el corazón de Su pueblo un anhelo por más, por un Mesías que un día cumpliría todos los requisitos de la ley y los liberaría de la esclavitud del pecado. 

La ley trae conciencia de pecado (Romanos 7). No conoceríamos el pecado o sus consecuencias sin la ley. La ley no era mala, pero tampoco estaba destinada a salvarnos. Solo Jesús ofrece salvación. Ni siquiera la perfecta adhesión a la ley puede salvarnos. Jesús cumplió la ley, permitiéndonos ser salvas a través de la fe en Él.

Ya no estamos bajo la ley. Estamos bajo el Espíritu, el nuevo pacto, uno de libertad y gracia. A diferencia de los israelitas del Antiguo Testamento, ya no estamos a la espera de la salvación. Nuestra salvación está completa en Cristo. ¡Tenemos el privilegio de esperar Su Segunda Venida con gran esperanza!

Oración

Dios, gracias por proveer para mi salvación. Gracias por cumplir la ley a través de Cristo y por permitirme vivir de este lado de la cruz. Ayúdame a recordar que mis obras y acciones no me salvan, sino que la salvación es solo a través de Cristo. Amén.