Jesús Nuestro TodoMuestra

Semana 4 - Día 5

Lectura: Hebreos 10:1–18; Romanos 5:20-21

EOAO: Hebreos 10:1-2; Romanos 5:20-21

"Pues ya que la ley solo tiene la sombra de los bienes futuros y no la forma[a] misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que ellos ofrecen continuamente año tras año, hacer perfectos a los que se acercan. 2 De otra manera, ¿no habrían cesado de ofrecerse, ya que los adoradores, una vez purificados[c], no tendrían ya más conciencia de pecado?" Heb 10:1-2

"Pues ya que la ley solo tiene la sombra de los bienes futuros y no la forma[a] misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que ellos ofrecen continuamente año tras año, hacer perfectos a los que se acercan. 2 De otra manera, ¿no habrían cesado de ofrecerse, ya que los adoradores, una vez purificados[c], no tendrían ya más conciencia de pecado?" Rom 5:20-21

En el texto

En el capítulo 10 de Hebreos, el autor presentó otra forma en que Cristo es superior. Había explicado la superioridad de Cristo sobre los ángeles, el sacerdocio, el antiguo pacto y el santuario. Ahora explicó cómo Cristo es superior a la ley.

La ley permitía la limpieza temporal de los sacrificios que se realizaban cada año. Sin embargo, la ley tenía fallas. No había ningún sacrificio en la ley que pudiera limpiar permanentemente a las personas de su pecado, hasta que vino Jesús. No había asientos en el tabernáculo ni en el templo, lo que muestra cómo la obra del sacerdote nunca se terminaba y, por lo tanto, nunca podía sentarse. Sin embargo, después de que Jesús se sacrificó en nombre de la humanidad, se sentó a la diestra de Dios porque Su obra estaba terminada.

Dios ha escrito Su ley en nuestros corazones, en nuestras conciencias. La ley nos hace conscientes de nuestro pecado. Separadas de Cristo, nunca experimentaremos paz en nuestra conciencia. Cuando aceptamos la gracia de Cristo, aceptamos que Su sacrificio fue suficiente para cubrir el pago de nuestro pecado, y experimentamos la paz. Realmente podemos experimentar el descanso cuando aceptamos Su regalo de justicia.

Oración

Jesús, acepto la gracia que me has dado. Creo que Tu sacrificio cubrió mis pecados. Ayúdame a vivir en consonancia con esto. Ayúdame a dejar de esforzarme por obtener Tu aprobación y la de los demás. Ayúdame a creer que Tu gracia abunda y es suficiente para mí. Amén.