Temor del buenoMuestra
Educar hijos en el temor del Señor
Una de las experiencias más trascendentales que puede presentarse en la vida es acompañar a nuestros hijos en su proceso de crecimiento. Muchas personas coincidirán conmigo en que el momento en que vimos a nuestros hijos por primera vez transformó nuestro corazón y nuestra vida. Nada volvió a ser igual.
Dios ha depositado a nuestro recaudo la vida de valiosas personas. Ser padres es una gran responsabilidad, pues recae en nuestras manos la tarea de acompañarlos en su crecimiento, educándolos en el temor del Señor.
Frente a esta tarea, es necesario reconocer que nuestros hijos son de Dios. Nosotros somos siervos suyos, a quienes nos complace honrarle al educarlos conforme a sus principios. Para poder formarlos en el temor de Dios, primero tenemos que humillarnos y reconocer que el éxito en su crianza depende de nuestra capacidad de aferrarnos a Dios y reconocer nuestra dependencia absoluta. En la medida en que crecemos y maduramos en nuestra relación con Dios podremos comprender de mejor manera esta premisa de vida.
Desde esta mirada, hay tres verdades que son de gran valor para enseñar a nuestros hijos y con ello favorecer que crezcan en el temor de Dios.
Primero, el Señor favorece a los que le temen. Favorecer significa proporcionar un beneficio o provecho “especial”. En casa, enseñemos a nuestros hijos que cuando hacemos lo correcto por agradar a Dios, Él se complace en ello y nos da su favor. A Dios le agrada que nuestras acciones diarias muestren el temor que tenemos por Él.
Segundo, es más valioso que nuestras acciones honren al Señor que los “beneficios” que obtengamos al no hacerlo. La vida presentará a nuestros hijos el “camino corto”, un camino que parece exitoso en términos de dinero, reconocimiento, prestigio o relaciones, dejando de lado las acciones que honran a Dios. Este es un camino donde Dios no es el centro de nuestras vidas. Sin embargo, si desde niños crecen sabiendo que el mejor camino es el que le agrada al Señor, en el momento de llegar a las encrucijadas de la vida sabrán elegir de la manera que honre y agrade a Dios, reconociendo que lo más preciado que podemos tener es la paz de saber que estamos actuando conforme a los designios del Señor y no acorde a los deseos materiales y ambiciones que este mundo puede ofrecernos.
Tercero, siempre le irá mejor a quien teme a Dios y le guarda reverencia. Desde acciones tan pequeñas como cambiar el canal de televisión cuando se dan cuenta que lo que están mostrando no es algo que agrada al Señor, hasta acciones más complejas en su vida como dejar una amistad que saben que no es beneficiosa para ellos. Nuestros hijos crecerán sabiendo que lo más importante es agradarle a Dios y no al mundo.
Comprometámonos desde hoy a que nuestros actos de crianza en casa sean actos que honren y agraden al Señor. Si lo hacemos de esta forma, transmitiremos a nuestros hijos la importancia de que todo lo que hagan en su vida sea en el temor de Dios.
Ileana Avalos
Valiosa, ministerio de mujeres - Jazôn
Acerca de este Plan
Israel estuvo al pie del Monte Sinaí, recibiendo el pacto del Señor. Los truenos, la montaña en llamas y la estruendosa voz de Dios les llenó de pavor, pero, ¿fue miedo o sintieron el temor del Señor? ¿Habrá algún temor que sea bueno? Este plan nos mete en las aguas del temor del Señor. Comprenderemos como éste, puede ser para nosotros, un seguro de vida.
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Nos gustaría agradecer a Jazôn por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.jazon.info/