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Pidiendo ser quebrantado

Pedir ser quebrantado es una propuesta irónica. Es como si un elefante pidiera ser grande y gris. Examina tus relaciones, tus pensamientos, tus decisiones, tu habilidad de cubrir tus necesidades, y te darás cuenta de tu quebranto. Cuando hacemos la oración “quebrántame” lo que en realidad estamos pidiendo es que el Espíritu Santo quiebre nuestro orgullo y nos ayude a darnos cuenta cuán averiados estamos.

La mayoría de los cristianos aceptamos la idea de un Salvador. Hemos pecado y hemos caído bajo. Necesitamos que Cristo venga y nos dé vida plena aquí y vida eterna en el Cielo. No obstante, luchamos al reconocer a Jesús como nuestro Señor. ¿Qué es ser Señor? Es tener plena autoridad. Queremos tener la paz de ser salvos sin el compromiso de ser siervos. Para aceptar plenamente el don de salvación sacrificial de Jesús, debemos entregarle por completo nuestras vidas. No podemos elegir al Salvador y evadir al Señor. Sin ambos estamos totalmente perdidos.

El quebrantamiento nos muestra que somos muy malos siendo nuestros propios amos. Es similar al modo en que un caballo nuevo tiene que ser domado de sus propios deseos. Al ver cómo Dios quebrantando nuestro orgullo y nuestro autogobierno hoy, recordemos que Él fue quebrantado por nosotros primero. La razón por la que Él es un Señor tan confiable es porque Él es nuestro Salvador. Podemos confiar en que nos quebrante porque Él nos creó, y sabe cómo rehacernos.

Ora: Espíritu Santo, muéstrame cómo estoy tratando de gobernar mi vida. Muéstrame cuán roto estoy realmente. Muéstrame cuán profundamente necesito a Jesús como mi Salvador y mi Señor. Entonces, ¿me darás la fuerza para entregarte mi vida por completo? Amén.