Manteniéndose firme: Superar la adversidad y vivir con confianzaMuestra

Pásate al otro lado de la obediencia

Hubo momentos en mi vida en los que quería hacer CUALQUIER COSA menos obedecer a Dios. Él me ha pedido que sea audaz cuando tenga miedo, que sea humilde cuando quiera ser orgulloso y que suelte las cosas a las que anhelaba aferrarme. Si bien sé que la obediencia siempre valdrá la pena, mis temores me engañan haciéndome creer que su camino está plagado de dolor y daño.

Pero, ¿puedo contarte algo que aprendí de la manera más difícil? La obediencia es el único camino a la seguridad.

El problema con la obediencia es que ha sido pintada de la peor manera posible. Cuando pensamos en ella, pensamos en la forma en que nuestros hijos obedecen con actitudes y suspiros pesados. La obediencia parece un tipo de escenario de "tengo que", no un "llegar a".

Pero para los creyentes, la obediencia no es el fin de nuestra libertad; es el comienzo de nuestra bendición.

Obediencia es reconocer que seguimos al Experto, al Hacedor de la tierra, que nos ama, está de nuestro lado, lucha por nosotros y sabe exactamente lo que debemos hacer para vivir en abundancia.

Cuando obedezcas al Señor, Él te bendecirá. Esto se debe a que la obediencia siempre conduce a la bendición. Esa es una gran declaración, así que déjame decirte lo que quiero y lo que no quiero decir con la palabra bendición.

No quiero decir que nos hagamos ricos milagrosamente o que recibamos un pago en especie por nuestro buen comportamiento. Tratar las bendiciones como pagos por un buen comportamiento reduce nuestra vida en Cristo a un gráfico de calcomanías religiosas y su bendición a un obsequio o una baratija. La bendición es mucho más que eso.

En los Evangelios, Jesús le pidió a Pedro que pusiera Su bote en el agua, cerca de la costa, para que Jesús pudiera predicar a las multitudes que se habían reunido. Había sido una larga noche de pesca y Pedeo tenía poco que mostrar. Pero, Pedro obedeció y escuchó a Jesús enseñar parábolas increíbles. Qué bendición (Lucas 5:1–3).

Cuando Jesús terminó de enseñar a la multitud, le dijo a Pedro que arrojara sus redes al agua. Pedro estaba cansado. Pero una vez más obedeció y sus redes se llenaron hasta rebosar. Qué bendición (Lucas 5:4–7).

Pedro estaba tan abrumado por la bendición de Dios que cayó de rodillas y adoró a Jesús de inmediato. Entonces Jesús ordenó a Pedro (junto con Andrés, Santiago y Juan): “Ven, sígueme . . . y os enviaré a pescar gente” (Mateo 4:19). Inmediatamente dejaron sus redes y lo siguieron, convirtiéndose en cuatro de los doce discípulos de Jesús. Qué bendición.

Más allá de la obediencia está tu bendición.

Si quieres ver el poder de Dios en tu vida, si quieres ver cumplidas Sus promesas, si quieres acceder a los recursos ilimitados e invisibles del Señor Altísimo, ponte del otro lado de la obediencia, camina en tu llamado, y disfruta de Su bendición; la mayor bendición es la presencia de Dios contigo dondequiera que vayas.

Paso de acción: Pregúntale a Dios: "¿Cómo es la obediencia para mí en esta temporada?" Escribe lo que sientes que dice. Léelo e identifica el siguiente paso que debes dar para caminar en obediencia.

Oración: Señor, he estado tentado a creer que la obediencia será triste y difícil. Ayúdame a comprender que ella es el camino hacia la seguridad y la bendición. Enséñame que obedecer es seguirte, mi creador, en el plan perfecto que tienes para mi vida. Amén.