Manteniéndose firme: Superar la adversidad y vivir con confianzaMuestra

Salir de la clandestinidad

A veces un solo momento puede cambiar tu vida para siempre.

Experimenté un momento como este hace unos años. Estaba perfectamente contenta con mi vida, mi vocación y mi carrera. Pero Dios tenía otro plan para mí. Aparentemente de la nada, sentí que Dios me estaba hablando acerca de algo que cambiaría mi vida y que quería que hiciera.

Suponiendo que lo había oído mal, le conté a un par de amigos cercanos los locos planes que Dios me había susurrado. Los imaginé diciendo: "Alli, ¡estás loca! Tu vida es buena. Estás teniendo un impacto para el Reino. ¿Por qué cambiar algo?"Pero en cambio, confirmaron lo que temía. Dios estaba interrumpiendo mi pequeña vida encantadora y pidiéndome que diera un gran y aterrador salto de fe.

Tenía un millón de preguntas sin respuesta para Dios. Todo lo que sabía con certeza era que quedarme donde estaba sería quedarme donde no se suponía que debía estar. Dios me estaba llamando: “¿Dónde estás? ¿Saldrás de tu escondite y vendrás a seguirme?".

Hay una mujer en la Biblia a la que Dios le hizo esta misma pregunta: Eva. Después de que ella y Adán comieron del fruto prohibido que trajo el pecado al mundo, por primera vez, se escondieron de Dios. Por supuesto, Él sabía dónde estaban, pero preguntó de todos modos: "¿Dónde estáis?" No era una pregunta retórica. Esperaba una respuesta, no para Su beneficio sino para el de ellos.

La primera pregunta de Dios para la humanidad es una que todavía le encanta hacernos hoy. Nos hace esta pregunta porque a veces necesitamos una llamada de atención.

¿Dónde estás?

¿Dónde estás en la vida?

¿Dónde estás con tus relaciones?

¿Dónde estás con tus sueños?

¿Dónde estás?

Cuando Dios me llamó a cambiar el camino de mi vida, me di cuenta de que tenía que tomar una decisión. ¿Iba a responder a Dios y dar un paso de fe hacia lo desconocido, o iba a ignorarlo y quedarme en un lugar escondido? Estaba parada al borde de un futuro desconocido y tenía que encontrar el coraje para dar el siguiente paso.

¿Estás en una época como la mía, en la que Dios te está empujando a dar pasos grandes y audaces de fe en una nueva dirección?

O quizás estés paralizado por el miedo, incapaz de seguir adelante. Dios sigue susurrándote y tú sigues dudando en responder. Estás abrumado por lo desconocido, esperando que quién sabe qué te dé permiso para seguir adelante.

Déjame decirte, hermano, he estado en tus zapatos y Dios hace Su mejor obra en el misterio En nuestra debilidad, en nuestra falta de habilidad y en nuestro desorden, Él hace un trabajo asombroso al usarnos de tal manera que Él es la única explicación.

Cómo sería la vida si la próxima vez que escuchas a Dios preguntándote: "¿Dónde estás?" salieras de tu escondite y respondieras: "¡Aquí estoy, Señor, y estoy listo para lo que sea que tengas a continuación!".

Paso de acción: El primer paso de la obediencia es responder: “Aquí estoy, Señor”. Haz una lista de las preocupaciones y dudas que te impiden salir. Mientras haces una lista de cada una, colócalas delante de Dios en oración y dile: “¡Aquí estoy, Señor!”.

Oración: Señor, aquí están todos los temores que me han mantenido escondido. Te los entrego y estoy listo para responder en obediencia a Tu llamado. Lléname de coraje. Ayúdame a escuchar Tu voz. ¡Estoy listo para seguirte a donde sea que me lleves! Amén.