Los espacios del almaMuestra

Un espacio de intimidad

Durante estos días, hemos hablado sobre la importancia de evitar los espacios oscuros y grises a los que el enemigo quiere conducir nuestras almas. Hemos visto cuán maravilloso es saber que Dios desea ocupar todos nuestros espacios con su luz para que confiemos y vivamos reposados en Él. Como cristianos, no estamos exentos de las dificultades o aflicciones. Jesús nos lo hizo saber cuando nos dijo que al estar en el mundo tendríamos aflicción. Jesús tampoco estuvo exento, Él vivió momentos de mucha aflicción y angustia. Vayamos por un momento al Getsemaní.

El Hijo de Dios está angustiado por la hora de prueba que enfrentará de manera inminente. ¿Qué hace Jesús en su espacio de turbación, cuando su alma está turbada y angustiada? Jesús está orando, se dirige al Padre en medio de su agonía, no hay otro lugar donde mejor pueda estar. Su intensa oración, su espacio de intimidad con el Padre fue suficiente. Allí recibió la fortaleza que necesitaba para cumplir su voluntad. 

Para confiar, es necesario creer, y para creer es necesario tener fe. Entonces, es importante que vayamos a la Palabra de Dios, donde nuestra fe será nutrida y nuestra visión de Dios será ampliada. La voluntad del Señor es que le conozcamos, no como quien conoce a alguien de lejos, sino como íntimos, como cercanos, y mostremos al Padre nuestro deseo de estar cerca de Él. Jesús procuraba siempre acercarse a su Padre en oración, cuánto más nosotros debemos anhelar acercarnos con corazones humildes al Dios que nos amó y nos salvó.

Oremos para que el Dios de los cielos nos ayude a movernos a espacios de fe en los que descansemos en Él, para que estemos convencidos de su continua presencia en nosotros y con nosotros y, así, vivamos confiados y seguros en Él.