Los espacios del almaMuestra
Descansando en Él
Hoy, vamos a hablar del espacio de quietud, ese en el que el silbo apacible de Dios se manifiesta para que le podamos ver. Escuchemos a David en el salmo 23:2: “En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará”. Descanso y reposo, ¡qué gran bien nos hace dejarnos pastorear por el Maestro, sabiendo que su interés es que descansemos en Él!
Debemos, entonces, preguntarnos: ¿qué es quedarnos quietos? ¿Es no actuar, es dejar de hacer, dejar de luchar? Pero, ¿no nos ha llamado Dios a su ejército, no estamos en una batalla espiritual, no es de los valientes el Reino de los cielos? ¿De qué quietud estamos hablando?
Creo que podemos llamar a ese lugar el sosiego que da la fe. Cuando conocemos a Dios, o al menos cuando tratamos de conocerle según Él se revela a nosotros en su Santa Palabra, nuestra fe crece según crece nuestra visión de Él. Su soberanía, su amor, su misericordia, su sabiduría dan a nuestras vidas la certeza de que estamos en buenas manos, en las manos de nuestro Padre celestial.
Creerle a Dios, creer a su Palabra y a sus promesas nos ayuda a identificar los lugares grises en los que el alma se ha estado moviendo para llevarnos a un espacio de fe y confianza. No obstante, es bueno saber que Él está en todos nuestros espacios. En el espacio de la prueba, de la incertidumbre, de la duda nuestro Dios está con nosotros, sigue a nuestro lado. “No te dejaré ni te desampararé” ¡qué promesa más extraordinaria!
Te invito a que oremos juntos: Señor, hay momentos en los que te sentimos tan lejos aun cuando sabemos que sigues a nuestro lado. Ayúdanos a mantener nuestros ojos en ti, confiados en que tu brazo fuerte nos sostiene. Solo Tú nos haces vivir confiados. Remueve de nuestras vidas los sentimientos y emociones que procuran turbarnos y trae a nuestra alma ese silbido apacible que nos hace experimentar el deleite de tu presencia. Por Jesús te lo pedimos, amén.
Escrituras
Acerca de este Plan
Este Plan de cinco días nos lleva a reflexionar sobre los diferentes espacios o escenarios en los que nuestra alma se mueve. A veces, en las alturas; otras, en lugares profundos de frustración, de desconfianza. Iremos juntos a la Palabra de Dios para buscar el consejo del Altísimo y dejarnos guiar a los espacios de bendición que Él tiene para nosotros.
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