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Encuentra tu consuelo

Muchas veces, nuestras oraciones más humildes y sinceras surgen de los momentos más difíciles, los cuales nos hacen volver a Dios si hemos estado alejados y empezar a depender completamente de Su ayuda para recibir el consuelo que nos brinda el amor y la restauración de nuestro Padre Celestial.

Ana, una de las dos esposas de Elcana (1 Sam. 1), jamás imaginó, mientras gemía por el dolor de su alma delante de Dios a causa de su infertilidad, que sería, nada más y nada menos, la mamá del gran profeta de reyes: Samuel. El dolor y la angustia que le produjo su esterilidad física la condujeron a ser fértil espiritualmente. Y esta búsqueda y dependencia de Dios fueron las que, al final, le permitieron recibir consuelo, que vino acompañado de un milagro que excedió todas sus expectativas, pues el Señor le permitió concebir en total seis hijos.

El consuelo que vino sobre Ana fue el resultado de su consagración, pues su amargura y su dolor no la llevaron a renegar de Dios ni a apartarse de Él. Al contrario, la llevaron a refugiarse en el Señor, al punto de consagrar al hijo que aún no tenía.

En ocasiones, pensamos que las lágrimas que brotan por causa del dolor de no conseguir lo que de forma egoísta anhelamos, deberían mover el corazón de nuestro Padre celestial para darnos lo que queremos. Pero debemos ser sinceros y reconocer que aquellas lágrimas provienen, muchas veces, de dicho egoísmo y de nuestro orgullo, no de las motivaciones correctas que provienen de un corazón consagrado que pide conforme a la voluntad de Dios.

Cuando el amor y una verdadera consagración nos conducen a involucrar al Señor en nuestros momentos de dolor para rendir completamente nuestras vidas a Él, podemos tener la certeza de que cada lágrima que derramamos en oración delante de Su presencia no será en vano, pues, ahí, el Señor nos estará consolando, y no hay nada que pueda llenar más nuestro corazón de paz que sentir el abrazo de amor del Padre.

Hoy medita en esta bienaventuranza especial. Mañana continuaremos...

Gerar y Diana (Sí Vale Esperar) - @sivaleesperar