Aprendamos de las sombrasMuestra

Idolatría 

1 Corintios 10:7-8 dice: «Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil». 

El libro de Éxodo dice que, mientras Moisés recibía las tablas de la ley, los israelitas hicieron un becerro y se sentaron a comer y beber. Tenían ideas preconcebidas porque salieron de Egipto con una religión, donde el buey era el dios de los egipcios. Por eso, el pueblo de Israel también lo tomó como tal. Ese dios estaba metido en sus pensamientos, experiencias, vivencias y cultura. 

La idolatría no es solamente hacerse un ídolo y adorarlo, también puede ser una doctrina que llega a ser idolatrada y adorada. La doctrina de la trinidad muchas veces que divide a la iglesia, algunos dicen que son tres y otros que uno, y hacen de su doctrina una idolatría. 

El bautismo en agua también tiene varios conceptos de cómo debe hacerse. Ningún rito puede sumergirte en Cristo. Es cuando él te alumbra de la misma manera como la nube de la nación de Israel que eres bautizado en él y metido en la realidad del reino. Existen diferentes conceptos que el ser humano ha inventado y los idolatran. Damos valor divino a lo que no lo tiene. Lo único que es divino es Dios.

1 Corintios 10:8: «Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil». Este versículo hace referencia a cuando las mujeres de Moab practicaban idolatría. Empezaron a tener sexo e idolatrar en sus rituales, porque era parte de la religión. El pueblo de Israel comenzó a entregar su adoración a esos dioses. Lo mismo pasó con la carne y el maná, la realidad de un Dios invisible que no tiene nada que ver con lo que puedes sentir, con algo sensual a lo que se convirtieron. 

La nación de Israel usaba una adoración sensual sensorial, usando lo carnal con algo espiritual. Era una mezcla para que los israelitas pudieran ser desviados a la adoración de otros dioses. Vivimos tiempos en que la sensualidad ha venido a formar parte de los espectáculos religiosos. Se hizo importante presentar un espectáculo o la calidad de los músicos y no la vida de ellos. Es más importante que se sepan las notas musicales, aunque no tengan idea de la iluminación de Cristo.