Con los ojos que vesMuestra

La lectura de hoy es parte de la historia de dos mujeres: Sara, la señora de la casa, mujer que tiene todo, marido, posición, riquezas, belleza; y Agar, que no tiene nada, es la esclava, la sirvienta, fue regalada por su dueño anterior como esclava exclusiva de Sara.

La diferencia entre estas dos mujeres es que Sara no tiene hijos y quiere uno, decide usar a Agar como vientre de alquiler y cuando Agar ve que por fin tiene algo que le hace ser alguien, un embarazo, se siente superior a su dueña, se siente superior por primera vez. Pero eso termina provocando una terrible rivalidad que fuerza a Agar a huir.

En el camino de su escape, Dios la busca, le cuenta a Agar que tiene planes para ella y para el hijo que tiene en su vientre; no solo eso, sino que la conversación de Dios con ella la deja ver que lo que lleva en su vientre es de ella, nadie se lo quitará, ¡no es un simple vientre alquilado!, "Ese niño será tu hijo". Saber eso detiene muchos dolores para esta mujer: el Dios que era de su dueña había venido a hablarle a ella, ahora era el Dios de ella también, y ese Dios le estaba diciendo con toda claridad: "Llevas un hijo en tu vientre, le pondrás como nombre Ismael (Dios Escucha) porque Yo escuché tu llanto, es tuyo y se va a establecer y crecer contra todo".

Eso cambió la vida de esta mujer que no tenía nada, pero Dios la invitó a volver donde estaría protegida y la invitó a no ser rebelde para no sufrir más en manos de la otra mujer que parecía tener de todo, pero se sentía vacía por no tener lo que Agar tenía ahora.

Agar regresa y, tanto la una como la otra, tienen claro que Sara seguirá siendo la mujer que no tiene un hijo y Agar es ahora la que lo tiene y que la resolución la tomo Dios. Pero Agar regresa también con una experiencia: se había encontrado con “El Dios que ve”, el Dios que vio la injusticia de la cual era víctima, que siendo una mujer que no tenía nada en vida, ni siquiera dignidad, la hizo digna de tener algo que sería de ella, el mismo Dios que la vio sola por el camino con su sufrimiento. Y es que cuando Dios nos ve, nos hace dignos, nos corrige el camino, nos enseña a vivir, nos lleva a la libertad. 

La experiencia que Agar vivía en ese momento era la entrada a la libertad que tendría unos trece años después: saldría con una herencia, con un hijo que la protegería en una cultura donde una mujer debía tener un hombre que la protegiera. El Dios que todo lo ve ve nuestra condición y nos da lo que ocupamos en la vida. No existe una circunstancia en la vida humana que Dios no ve.