Santidad práctica: despojarse del viejo hombre – vestirse del nuevo hombreMuestra

Adentro con lo nuevo: vestíos del nuevo hombre

“...y vestíos del nuevo (del griego kainós) hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:24).

La lengua griega tiene dos adjetivos para expresar la novedad: néos (nuevo-reciente) y kainós (nuevo-diverso). Néos se refiere al tiempo, significa joven e indica, por tanto, una novedad en relación con el tiempo, la frescura de una cosa que comienza a existir y se aplica, sobre todo, a los seres vivientes o semejantes: como el vino nuevo al que hace referencia los evangelios, que es de reciente fabricación. El otro adjetivo, kainós, puede expresar otro matiz distinto e indica no simplemente algo reciente (nuevo en tiempo), sino una especie nueva de realidad (nueva en naturaleza), una especie que antes no existía. Se refiere al carácter y la naturaleza. Esa es la palabra usada en Efesios 4:24, al igual que en 2 Corintios 5:17, cuando Pablo escribe:” …si alguno está en Cristo, nueva creatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. No usa el adjetivo néos, sino el kainós. 

No se trata, pues, del mismo hombre rejuvenecido, reformado o renovado, sino más bien de un hombre transformado totalmente, que ha recibido un modo nuevo de existencia. Una vasija recién fabricada es néos, pero una persona que antes era pecadora y ahora está llegando a ser santa es kainós. Cuando Cristo, por la fe, entra en la vida de un hombre pecador, este es un nuevo hombre, enteramente nuevo, con una nueva naturaleza.

El creyente, entonces, necesita tomar – vestirse – de la nueva naturaleza provista y “creada según Dios en la justicia y santidad de la verdad”. Esta es una acción decisiva que el creyente, intencionalmente, requiere hacer para revestirse del nuevo hombre, “el cual conforme a la imagen del que lo creo (Cristo) se va renovando hasta el conocimiento pleno” (Colosenses 3:10).