[Serie La manifestación de Cristo en nosotros] Parte 1Muestra

La mente de Cristo en nosotros

En la mente de Cristo que habita en ti está contenido todo el conocimiento de Dios. Por eso Juan dice «ustedes tienen la unción del santo y conocen todas las cosas». ¿Qué cosas conocemos? No es conocimiento natural, no es conocimiento que se puede adquirir en las aulas de las mejores universidades, sino es el conocimiento de la sabiduría de Dios, de la ciencia de Dios, de todo lo que Dios es y de toda la riqueza de Dios, todo ese conocimiento ya está dentro de ti.

Tú posees la mente de Cristo en tu espíritu, tú ya conoces todas las cosas, es decir que todo lo que Jesús sabía estando en carne, habita dentro de ti. Dice la Escritura que no había necesidad de que a él le dijeran nada de las personas porque él todo lo sabía, conocía el corazón y la mente de las personas. Él conocía el propósito del Padre. Todo el conocimiento que habitó en Jesús, ese mismo conocimiento radica en tu vida. ¿Difícil de creer? Posiblemente, pero no es hasta que tú lo comprendes y lo aceptas que comienzas a vivir a través de la revelación de la mente de Cristo en tu vida. Si no lo crees, no lo puedes ver manifestado. No puedes ver en el espíritu algo que tú no aceptas como tu realidad. Lo mismo sucede con la mente de Cristo y sucede con todas las realidades del espíritu, hasta que tú no las aceptas, así como aceptaste por la fe la salvación, no se pueden manifestar en tu vida. 

Aprendí a depender del conocimiento de la mente de Cristo, al principio no lo entendía, pero ese conocimiento de la mente de Cristo se produce del estudio de las Escrituras, la meditación y la oración, cuando se conjugan en una sola actividad. El problema es cuando leemos las Escrituras como si estuvieran leyendo un periódico. No produce absolutamente nada. Solo un conocimiento más en la mente. Pero cuando se combina escudriñar la Escritura con oración y meditación, todo al mismo tiempo, es una actividad del espíritu, en donde, a través de eso que estás leyendo con los ojos naturales, se produce o se convierte en vida en el espíritu. Entonces, tiene sentido y produce transformación. Es cuando comenzamos a recibir la revelación de la mente de Cristo.