La esperanza: un estudio en las EscriturasMuestra
ESPERANZA QUE NO NOS DEFRAUDA
Por Linda Cucci
“En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. También por medio de él, y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes. Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y no solo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.”—Romanos 5:1-5 (NVI)
Justificación. Paz. Acceso sin restricciones. ¡ESPERANZA! Esto es lo que tenemos en Dios a través de Jesús. Después de pasar prácticamente los primeros cuatro capítulos de Romanos exponiendo lo indignas que somos de estar ante un Dios santo y perfecto, describiendo la separación causada por nuestro pecado, explicando nuestra situación con Dios antes de que viniera Jesús, el apóstol Pablo se centra aquí en lo que recibimos por gracia mediante la fe en Jesús. La pregunta es . . . ¿POR QUÉ?
¿Por qué Dios concedería tal gracia y justificación a pecadores desesperanzados e indefensos, a los que estaban alejados de Dios (Colosenses 1:21), y a los que eran enemigos de Dios (Romanos 5:10)? Solo hay una explicación para las acciones de Dios Todopoderoso hacia nosotros: ¡AMOR! Esto se aclara unos versículos después del pasaje de hoy en Romanos 5:8 (NVI): “Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.” El Señor, en Su amorosa bondad, en Su compasión, en Su misericordia, nos reconcilió consigo mismo por medio de Su Hijo, “en quien tenemos redención, el perdón de pecados." (Colosenses 1:14 NVI).
Jesús ha construido un puente sobre la brecha eterna. Por Su gracia, ahora tenemos acceso al Santo de los Santos. Con los rostros descubiertos, podemos acercarnos a Su trono, ya no avergonzadas, sino seguras de que nunca nos rechazará. ¡El espíritu de Dios que habita en nosotras es la evidencia de Su amor permanente!
Es por esto y solo por esto... por Su AMOR que somos justificadas mediante la fe y tenemos paz con Dios. Ya no vivimos bajo la condena del pecado que nos asedia. Ya no estamos aplastadas bajo el peso de la desesperanza y la impotencia, porque donde abundaba el pecado, vino la gracia y cubrió y salvó, proporcionándonos una esperanza infalible e imparable. Y esta esperanza no defrauda; actúa como un ancla para nuestras almas, recordándonos lo que Cristo hizo por nosotras y señalándonos lo que nos espera en Cristo. Y gracias a esta esperanza, podemos “regocijarnos en nuestros sufrimientos.”
Como ves, nuestro sufrimiento le importa a Aquel que nos santifica. Su deseo es usarlo para establecer nuestra fe, para edificarnos, hacernos fuertes y llevarnos a la intimidad con Él. Solo Él puede proporcionarnos la fuerza que necesitamos para seguir adelante. La elección que hacemos de someter nuestra voluntad a la Suya desarrolla el carácter necesario para representarlo ante un mundo perdido.
Por eso, estemos firmes en la esperanza, fijando nuestros ojos en el autor y perfeccionador de nuestra fe. Su amor siempre protege, siempre espera, siempre preserva. El amor nunca falla.
Detente y reflexiona: ¿Cómo alimenta el amor de Dios nuestra esperanza?
Practica: Haz una lista de las formas en que puedes compartir esta esperanza con los demás.
Ora: Agradece al Señor Su amor y gracia, fuente de nuestra esperanza.
Escrituras
Acerca de este Plan
1 Corintios 13:13 lee: "Ahora, pues, permanecen la fe, la esperanza y el amor. Pero el amor es el más importante". La fe, la esperanza y el amor son las tres características que definen a los seguidores de Cristo. A lo largo de las Escrituras, estas tres cualidades se encuentran juntas. Este Plan de 12 días para mujeres explorará la esencia y el poder transformador de la esperanza en Cristo Jesús.
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