PérdidaMuestra

DUELO

¿Cómo procesas el dolor o la pérdida? Algunos sólo nos encerramos y obsesionamos con nuestra tristeza. Otros lo canalizan en un algo creativo escribiendo canciones o haciendo arte que nace del dolor. Algunos lo reprimimos y fingimos que todo está bien e intentamos evitarlo. Pero, sea donde encajes en la gráfica de “lidiar con el dolor”, debes saber que está bien llorar…sentir el profundo dolor de la pérdida y permitirte procesarlo. Como cultura, tendemos a no ser buenos en eso, pero podemos aprender de otros.

Jeremías, el profeta del Antiguo Testamento, fue uno de los dolientes más grandes en la historia. Tuvo la desafortunada tarea de dar a los israelitas la advertencia final que el alejarse de Dios resultaría en la destrucción de su tierra y que si no escuchaban, tendría que presenciar la destrucción. Sólo intenta imaginar estar parado en tu tierra natal y ver su destrucción, reducida a cenizas y luego, ver a todos tus compatriotas tomados como esclavos…es un nivel de devastación difícil de comprender. Esa era la consecuencia de la tragedia nacional sobre la que Jeremías escribe en el libro de Lamentaciones. 

Lo que espero que comprendas hoy es la honestidad que Jeremías tiene al hablar con Dios. Lo expone todo…está profundamente molesto, realmente enojado con sus compatriotas, con él mismo, se siente triste, en primer lugar, por lo que ocurrió. No intenta esconderlo, no intenta actuar como que comprendiera la situación... sencillamente se sienta frente a Dios y siente todas las emociones. ¿Sabes qué? Para Dios eso está perfectamente bien. De hecho, Él quiere tener ese tipo de relación personal profunda con cada uno de nosotros, en la que sabemos que podemos decirle cualquier cosa y que no se ofenderá ni nos rechazará. 

Así que, sea lo que sea con lo que estés lidiando ahora mismo, cualquier pérdida que se haya estrellado inesperadamente contra tu mundo, no huyas de esos sentimientos. Simplemente acude a Dios con todo lo que esté rodando en tu corazón y tu mente y hazle saber que no lo entiendes. Al hacerlo, estoy seguro que descubrirás lo que se le recordó a Jeremías al final del pasaje que estás a punto de leer…que Dios es Dios, que te ama sin importar lo que esté sucediendo a nuestro alrededor y que, ¡es realmente muy bueno! Finalmente, llegará el día en que Dios se deshará de todo el dolor de una vez por todas.