¡Sin Nada!

Por Samara Pérez  

Muchas personas le tienen miedo a la escasez, a la pobreza, a la falta de poder adquisitivo. En esta historia en particular, encontramos a un hombre que no le faltaba nada económicamente hablando, pero estaba interesado en saber cómo podía salvar su alma. Recuerda que el ser humano es un ser tripartito: poseemos un Espíritu, un Alma y un Cuerpo.

El espíritu: es el aliento de vida del ser humano, sus latidos y su pulso.  Este es el ser espiritual interno que todos llevamos dentro, porque Dios plantó la eternidad en el corazón del hombre y de la mujer.

El alma: es el intelecto, la voluntad, la mente, su conciencia.

El espíritu y el alma representan lo inmaterial del ser humano, y no pueden ser llenos con ninguna cosa material.

El cuerpo: representa lo material del hombre: su personalidad, su carácter y su comportamiento, es decir, el cuerpo es el ser natural, y simboliza la imperfección humana, porque ningún ser humano es perfecto.

¿Por que es necesario entender qué estás compuesto de tres partes muy importantes? Porque te darás cuenta de que, si esas 3 partes no están equilibradas, nunca serás feliz en tu totalidad. Y este joven rico que llegó a Jesús lo sabía. Cuando Jesús comienza a recordarle, a este joven, lo que debía hacer, el joven, de seguro, pensó: "Ya me gané el cielo”, pues su respuesta hacia Jesús fue: “Ya todo eso lo he hecho desde que era muy joven”. Pero Jesús no solo escucha su respuesta, sino que detecta un miedo interior en él. Por eso, cuando le pidió el resto, el joven se fue con gran tristeza. Jesús no estaba en contra de la cantidad de dinero y bienes que este joven poseía, Jesús sabía que este joven estaba luchando con el miedo a la escasez, con el miedo a no tener nada material, es decir, tenía el enfoque en la autoridad equivocada.

Por eso, le recordó a sus discípulos que "era más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el reino de Dios". Para los que no saben, el ojo de la aguja era una puerta muy estrecha en Jerusalén y, para los mercaderes poder entrar con sus camellos, tenían que hacer a los animales (agacharse-bajarse) a lo máximo de su capacidad. Aunque no lo creamos, esto para el animal era un acto de humillación. Por ello, Jesús da este ejemplo para comparar la posición de una persona rica y lo difícil que es para esta tener que humillarse para seguir a Cristo. Claro está, la reacción del joven fue marcharse tristemente antes que humillarse y obedecer.

El miedo a la escasez sucede cuando estamos enfocados en la autoridad equivocada. Dios es un Dios de abundancia, pero, cuando le tienes miedo a la escasez, has sustituido a la autoridad que rige tu vida.

¡Confía en que cuando le sirves a Dios puedes decir: ¿Quién dijo miedo?!

Goals/Metas

• Los momentos de escasez podrán enseñarte a valorar los momentos de abundancia. ¡No Te quejes!
• Sé bondadoso con los menos  afortunados, recuerda que todo lo que siembras cosecharás.