¡Adios!

Por Samara Pérez

Es importante entender cada tiempo en nuestras vidas para poder hacer las transiciones correctas. ¡Todos odiamos las despedidas!

Recuerdo que cuando era niña no fui muchas veces a la playa, pero las veces que lo hice, era algo muy especial para mi. Desde que llegaba, me metía al mar, salía del agua, me enterraba en la arena, volvía al agua y, otra vez, a la arena y, así, sucesivamente. Eso era, exactamente, lo que hacía todo el día. Cuando me llamaban para comer, siempre decía que no tenía hambre. Pero cuando era el momento de irnos de regreso a casa, no me quería despedir de ese lugar, literalmente me iba llorando. Era como si me arrancaban el corazón. De igual manera, cuando visitaba a un familiar (tías o amistades) que eran muy especiales para mi, la hora de la despedida era mi peor dolor. Cuando identifique ese tipo de miedo, me di cuenta de que mi miedo no era la despedida, sino extrañarlo.

Echar de menos a alguien o algo es uno de los sentimientos más dolorosos que podemos experimentar.  Extrañar va más allá de acordarnos de los buenos momentos vividos con esa persona o lugar. Aunque ya no forme parte de nuestras vidas, su recuerdo nos acecha de noche y de día.

Entonces, ¿por qué extrañamos?, ¿es posible evitarlo? El problema de extrañar a alguien o algo reside en el vacío que nos ha dejado ese ser o ese lugar que llegó a formar parte de nosotros. Por eso, Eclesiastés 3 nos explica que todo es parte de una transición.

Cuando nos negamos a despedirnos, dejamos una ventana totalmente abierta al dolor, a la angustia y a la tristeza. Cuando algo tiene que cambiar debes hacerlo, porque si no lo haces, ese daño siempre vivirá en ti. Despedirse de quien te hizo daño o de quien amaste tanto siempre cuesta. Nuestras ataduras emocionales, en estos casos, son muy fuertes y arraigadas. No es fácil cerrar puertas donde el corazón está presente.

Sin embargo, me gusta mucho el poder de la esperanza del que habla este hermoso libro. En el versículo 15 nos regala un tesoro: …"Lo que ahora existe, ya existía; y lo que ha de existir, existe ya. Dios hace que la historia se repita…" Las cosas en la tierra pueden que tengan un final, pero las cosas que Dios hace en lo sobrenatural se repiten.

Si has perdido algo de mucho valor, o si tienes miedo de perderlo, recuerda que, lo que ahora existe, ya existía y, lo que ha de existir, existe ya.

¡Volverás a vivir tu historia!

Con Dios de tu lado; ¿Quién dijo miedo?

Goals/Metas

• No alimentes el miedo de una despedida que todavía no se ha dado; al contrario, disfruta de tus seres queridos: abrázalos, bésalos y diles cuantos los amas.
• Llénate diariamente de esperanza en la palabra de Dios, porque hay una promesa de que vivirás una historia que ha de repetirse en tu vida.