[El propósito eterno] Manifestación del propósito eternoMuestra

La iglesia de Cristo

Dios había determinado que personas elegidas serían el instrumento para la manifestación de ese propósito, pues estaban íntimamente relacionadas con su Hijo. Ese grupo de personas no se puede identificar en lo natural, viene con una genética diferente, con una naturaleza y una configuración distinta, están sentados en la tierra y, a la vez, en lugares celestiales.

Esta gente rompe paradigmas, rompe toda la estructura humana que los trate de detener. No los pueden contener en un lugar donde la vida de Cristo no fluye. Ese grupo de personas, que la Palabra llama la iglesia, el cuerpo de Cristo, el cuerpo de Aquel que todo lo llena, esa iglesia, sería el medio por el cual Dios manifestaría el propósito. 

Este cuerpo fue escogido, predestinado en Cristo antes de la fundación del mundo. Dios no solo lo había establecido en el tiempo, sino que ya lo había dado a conocer y, ahora, en cada generación, todos los santos tendrían la oportunidad de conocer ese propósito, porque el misterio fue revelado. 

Ahora, necesita vasos dispuestos y disponibles. Dios escoge vasos que pasarán pruebas y tribulaciones para que cumplan el ministerio de traer al pueblo de Dios al conocimiento de lo que Él se había propuesto en sí mismo. La revelación costó la preparación de apóstoles y profetas que fueron procesados y triturados. A Pablo lo apedrearon, golpearon, dejaron como náufrago y, parece ser que, mientras más golpes le daban, más gloria se aumentaba, por eso decía: "Esta tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más eterno peso de gloria". 

Dios nos ha configurado para mirar lo que no se ve, por eso podemos caminar en el Espíritu, podemos oír en el Espíritu.

En esta epístola, se condensa la supereminente grandeza de su poder. Imagínense todo el poder de Dios operando en nosotros para hacernos conforme a la imagen de su Hijo. Pablo decía: «El poder que actúa dentro de mí»: hay un poder que nos conforma a la imagen del Hijo, que se traduce en humildad y mansedumbre. Sabes que, si no fuera por su gracia, no estarías de pie hoy; sabes que lo que has recibido, cómo Dios te ha usado, lo que has hecho, todo ha sido un regalo de la gracia. 

El poder que actúa poderosamente en nosotros es mayor al poder que abrió el mar Rojo, que libertó a los hijos de Israel de la mano del faraón. Este poder tiene un propósito determinado y definido en esa supereminente grandeza de su poder en la vida, que hace posible que cumplamos un ministerio que está conectado a la revelación del propósito de Dios para su iglesia.

Este devocional se basó en la predicación del pastor Tommy Moya. Si desea ver la predicación completa, siga este enlace Clic aquí