Experimentando una vida de salud divina

La voluntad de Dios es la sanidad y a través de su amor, que recibamos su plenitud en todas las áreas de nuestra vida, comprendiendo la obra de Jesús.

Yo tengo una amiga muy especial, su nombre es “Love”. Ella tiene siete años y dice que soy su “best friend that is grown up”. Cuando la veo, la abrazo, le digo cuanto la amo, ella agarra mi pelo, toma mi mano y siempre compartimos unos minutos de mutuo cariño.

En ocasiones, cuando he visitado la casa de sus padres, quienes también son muy amigos de mi esposo y míos, hay momentos en donde quiero prestar atención a la conversación de los adultos, pero la energía de esta chiquitina suele distraerme y ponerme a hablar cosas muy serias, de niños.

Crees que con el amor que le tengo, ¿me gustaría que se pegara, no comiera o le pasara algo malo, solo para que aprendiera una lección? ¡Claro que no! Ahora, si eres madre o padre ¿Harías lo mismo con tu hijo?

¿Entonces, porqué creemos que Dios se deleita en castigarnos y hacernos aprender “por las malas” lo que no hemos podido comprender en el amor?

Entonces ¿Cuál es la voluntad de Dios? ¿Cómo experimentarla?

¿Qué podemos hacer?

La voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta. Jesús dijo que su “limpieza” o que su “enseñanza” era dada a través de su palabra (Juan 15:3) y que cómo aún, si nosotros siendo malos, no éramos capaces de darle serpientes a nuestros hijos cuando nos pedían comida, ¿cómo lo haría el Padre de los cielos con nosotros, sus hijos? ¿Por qué esperar lo malo si de él provienen todas las cosas buenas?

El mal sucede en esta tierra, pero no es causado por Dios, Él es la respuesta a toda enfermedad, dolor o problema para cualquier área, de cualquier persona.

De hecho, Juan escribió a uno de sus discipulos, expresando el amor que Jesús había puesto en su corazón, que él deseaba que fuera prosperado en todas las áreas ASÍ cómo prosperaba su alma. (3 Juan 1:2)

Muchas enfermedades provienen de permitir el gobierno de nuestro corazón a emociones como la amargura, la falta de perdón, la tristeza, la culpa, etc. Pero en la medida en que nuestra alma es renovada (limpiada) por la palabra del Señor, la prosperidad u manifestación del poder de Dios se extiende a todas nuestras áreas, sanando y restaurando todo nuestro ser.

Repite conmigo esta oración basada en 3 Juan 1:2

Padre, gracias por enseñarme sobre la sanidad, porque hoy comprendo que tu voluntad es buena, agradable y perfecta. Que a través del amor de Jesús, la sanidad está dada como un regalo para mi vida y que tú deseas que sea prosperada, tenga salud y que mi alma sea restaurada por completo. Gracias por tanto amor.

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. 3 Juan 1:2 

¿Este devocional fue  de ayuda para ti?  Esta basado en el libro:  Diario para esposas jóvenes  de Lala Herrera.  Descarga un capítulo muestra dando Click aquí.