5 razgos para forjar un carácter piadoso: Devocional de 5 díasMuestra

Leal hasta la muerte

Rut es, tanto, un libro de la Biblia como el nombre de su personaje principal, pero no habríamos oído hablar de ninguno de los dos si no fuera por su increíble lealtad. Rut es una de las mejores historias de amor de la historia. Se han escrito películas, novelas y libros sobre esta hermosa historia, pero no habría habido una historia de amor si no hubiera sido por la lealtad de Rut. Lo que sorprende aún más es que toda la historia comienza y se construye en torno a la lealtad de una nuera a su suegra.

En su ejemplo de lealtad a Noemí, Rut nos muestra cuatro formas en que debemos manifestar lealtad en nuestras vidas. Lealtad a nuestra familia, a nuestros amigos, a nuestra fidelidad y a nuestra fe.

Debido a la lealtad de Rut en todas estas áreas, Dios la usó para tener un hijo y también cambiar la historia del mundo. El hijo que dio a luz fue Obed. Se convirtió en el abuelo de David, quien se convirtió en el antepasado de Jesús. Pero eso no es todo. Cuando vas a la genealogía de Jesús, cuatro mujeres son mencionadas en el árbol genealógico: Tamar (culpable de incesto), Rahab (una prostituta), Betsabé (una adúltera) y Rut (una moabita).

Nuestro Dios es un Dios leal. Nuestro Dios nunca nos dejará ni nos abandonará. Le debemos ser leales a Él y a Su Iglesia en la adoración y el servicio. Cuando necesitábamos que un Salvador muriera por nosotros, Jesús dijo: "Estaré allí".

La lealtad exige que determinemos diariamente que seamos tres cosas.

1. La lealtad exige que seamos sinceros. La lealtad no es ciega. La lealtad y la honestidad se unen en la coyuntura.

2. La lealtad exige que seamos consistentes. La lealtad privada sin lealtad pública es hipocresía cobarde.

3. La lealtad exige que seamos valientes. Nada requiere más audacia y coraje que estar dispuesto a apoyar a tus amigos cuando otros los han abandonado, a ir contra la corriente, a negarse a amontonarse o subirse al carro de la crítica y la condena solo porque todos los demás lo hacen.

Si somos conocidos como alguien cuyo corazón siempre dirá: "Estaré allí" cuando sea necesario, el tipo de persona que entrará en una casa cuando todo el mundo haya salido, podemos descansar seguros que dejaremos atrás un monumento de honor que nunca será olvidado.