La obediencia.Muestra

Consecuencias de la desobediencia: la muerte espiritual.

 Cuando Adán decidió desobedecer a Dios se cumplió la advertencia dada por Él: llegó la muerte a Adán. Tal vez te preguntes: ¿pero la biblia no dice nada de que Adán falleciera? No lo dice en el sentido físico; se trata de la muerte espiritual.

 Cuando una persona elige voluntariamente desobedecer a Dios, su voz, el llamado que tiene; para hacer su propia voluntad, tal persona va muriendo espiritualmente hablando y viene un estado de conformismo, ensimismamiento; se cree superior a Dios y a los demás, no acata las indicaciones que se le dan porque la altivez y el orgullo dominan su carácter; en fin, se aleja completamente de Dios.

 La Palabra nos dice que Cristo vino para que tuviésemos vida y vida en abundancia, que el enemigo vino para matar, robar y destruir (paráfrasis Juan 10:10), primero satanás mata nuestra relación con Dios, segundo roba las bendiciones que Dios nos da y las convierte en maldiciones, y al final logra destruir la vida de la persona llevándola hasta un punto de desesperación ante la cual muchos optan por quitarse la vida porque piensan que es la única salida que les quedan; pasan de una muerte espiritual a una muerte física a causa de la desobediencia.

 No permitas que el enemigo te destruya a causa de un acto de desobediencia; no importa si crees que la transgresión que pone en tu mente es pequeña, recuerda que en Adán fue comer algo que no debía, satanás logrará encauzar todo de tal manera que cada vez sea peor la situación hasta que te sientas acorralado y sin salida, si te encuentras en esa posición te invito a que mañana veamos cual es la salida que existe. Por ahora te invito a orar conmigo:

 Amado Dios y Padre, sabemos que cuando nos das un mandato es para nuestra protección, que nuestra mente no puede entender tus planes porque no podemos saber el futuro, solamente tu conoces lo mejor para nuestra vida y por eso te pedimos, en el nombre de Jesucristo, que guíes nuestra vida y nos ayudes a ser obedientes a tu voz; que cada mandato lo cumplamos sin cuestionamientos ni contradicciones; sabemos que en la obediencia está la bendición y no hay ninguna mayor que saber que somos agradables para ti, amén.