[Serie El amor de Dios por nosotros] Cómo enfrentar decisiones difícilesMuestra

Aprende a caminar por la fe

Como Abram, quien siguió las instrucciones del Señor y trasladó toda su casa de Harán a Canaán, aprende a caminar por la fe. Abram creyó y obedeció. Las decisiones no fueron sencillas, pero cuando se hacen en obediencia a Dios, las cosas son diferentes. Su viaje, largo y solo con su esposa y criados, se hizo en obediencia. Dios vio en él algo especial, a pesar del lugar donde vivía. En medio de la idolatría cultural, Abram se mantuvo creyendo en Dios. 

A veces caminar por fe resulta sencillo y fácil de hacer, en otras ocasiones te lleva por un viaje largo y complejo, pero satisfactorio. Una familia decide hacer lo mejor, en dependencia de Dios. Cada decisión es mejor cuando se toma de esa manera. Contando con los planes de Dios antes que los planes personales. Cuando Abram recibió esta instrucción de parte de Dios, no iba a ser la primera que recibiría ni la última. Su decisión siempre estuvo orientada a obedecer a Dios.

Cuando necesitas decidir ante la manera de enfrentar el cuidado de un ser querido, debes saber que no siempre las cosas saldrán como tú esperas. De hecho, fue lo que sucedió con esta familia que hemos venido analizando a lo largo de estos días. Fueron muchos los cuidados y dedicación a su padre, inclusive habían celebrado su cumpleaños 100 con bombos y platillos. Después de todo, no muchos tienen el placer de llegar al siglo de existencia en esta tierra. Se había reunido en su honor casi toda la familia. Compartieron momentos muy agradables, tomaron fotos familiares para el recuerdo. Hablaron de las anécdotas que nunca olvidarían, como las tardes del domingo cuando llegaban todos los hijos con los nietos y mientras los niños jugaban o se subían al árbol de higos, los grandes cocinaban la panela para hacer las melcochas, un dulce que atraía a toda la familia. Momentos divertidos e inolvidables. 

Los días siguieron pasando, los hijos lo cuidaban dos días completos con sus noches, pero se complicó para algunos de ellos y quedaron solo cuatro con esta responsabilidad. Los años pasaron. Un día, cuando el abuelito ya tenía 102 años, tomó el café de media tarde y se recostó a dormir un rato, como solía hacerlo, pero ya no despertó más. Esta familia fue un ejemplo para muchos en ese barrio, ejemplo de amor y dedicación, cuidado y compasión, entrega al momento de cuidar al abuelito en sus últimos años.

Palabra de confianza de parte de Dios

Voy a bendecirte… y serás una bendición para otros.