[Serie El amor de Dios por nosotros] Cómo enfrentar la muerte y la pérdidaMuestra

¡Nos llama sus hijos!

Ten por segura la esperanza que comparten todos los que continúan viviendo en comunión con Dios. Porque ni la muerte nos puede separar del amor de Dios. Su amor es tan real que nos llama sus hijos. Pero los hijos de Dios también pierden a sus seres queridos. La diferencia está en la manera en que tomamos la noticia, porque sabemos en quién hemos creído y que sus promesas son verdaderas. 

El pastor estaba terminando de predicar en un país vecino, donde se había ido a vivir con su esposa, su madre y hermanos. Era el lugar donde el Señor lo había llevado para hacer ministerio. El abuelito del pastor había sido internado de urgencias por un preinfarto. La noticia no era alentadora. ¡Qué noticia triste! Él abuelito había sido el primero de la familia en conocer a Cristo,  había creído que su nieto sería pastor y le serviría en las naciones. No había la posibilidad de viajar. Ninguno tenía la posibilidad económica y no hubo manera de conseguir un pasaje. Después de tres días, llegó la noticia, el abuelito había fallecido. Todos se reunieron en la sala de un colegio, recordaron los momentos con él, cuando les hablaba de Cristo y ellos todavía no creían. Recordaron cuando le regaló una Biblia a su nieto, creyendo que sería pastor. El pastor, buscó la Biblia, leyó la dedicación, las lágrimas corrieron por sus mejillas. El sueño del abuelito se había convertido en realidad. Aunque nunca lo vio predicar, sabía que así sería. 

Ese día, fue día de agradecimiento al Señor por la vida del abuelito, porque fue su instrumento para traer vida a su familia con la Palabra de verdad. El pastor, no dudó en alabar al Padre, por la vida del abuelito, por la vida de su familia. Comenzaron a cantar al Padre, mientras más proclamaciones hacían, más fortalecidos estaban en el Señor. Los pastores también sufren pérdidas. Son hombres y mujeres como los demás y su fortaleza está en Cristo. Ese es el ejemplo de vida que dan a la congregación. Así como ellos pueden fortalecerse en Cristo, los demás también. Porque es el mismo Dios y Padre quien fortalece. 

El amor de nuestro Padre celestial está también en los momentos difíciles. No lo culpes por la muerte de tu ser querido, agradécele por cada día que lo tuviste a tu lado. No le reclames por su partida, agradécele por el privilegio de haberlo tenido contigo cada día, cada hora. Fortalécete en él y alábalo por su gran amor, porque te hizo su hijo. 

Palabra de confianza de parte de Dios

Sabemos que cuando Jesucristo aparezca seremos como él.