[Serie ¡Qué dicha!] La paz de los hijos de DiosMuestra
Por qué se pelea la gente
¿Por qué la gente se pelea? Hay muchas razones para pelear y para ellos su razón es lo suficientemente buena para discutir, resentirse, dejar de hablarse, o incluso llegar a declarar la guerra e involucrar a otros, que no tienen arte ni parte. Siempre estará presente el egoísmo, querer tener la razón, sobresalir, la avaricia o el deseo de poder.
¿Cómo podemos ayudar en esa situación? ¿Cómo podemos llevar shalom a la gente alrededor de nosotros? La Palabra de Dios nos dice que siempre que esté a nuestro alcance, hagamos bien a todos, sobre todo a nuestros hermanos en la fe. Sin importar la situación, si hacemos bien a todos, generalmente la paz se establece. Cuando sabemos que Cristo es nuestra paz y que se trata de ser portadores de ese evangelio de la paz, nuestro deseo de protagonismo cambia y nos interesa más el bienestar de las demás personas, como lo hizo Cristo.
¿Cómo hará una persona para traer la paz entre las dos personas en desacuerdo? Una actitud pacificadora, una palabra oportuna, una solución salomónica, que busca siempre que las buenas nuevas de la paz se establezcan. La oración también es necesaria. Mira la recomendación del salmista: Que haya paz en ti. Podemos hacer de esta declaración, una oración por nuestra familia, las familias de la cuadra, nuestra ciudad, aún nuestra nación.
El apóstol Pablo pide que no dejemos de orar, que roguemos y pidamos a Dios siempre. Dios espera no solo que hablemos de paz, sino que vivamos en paz, pero también que oremos por que los pueblos vivan tranquilos, apacibles, en paz. Que no sea tan solo un anhelo, sino que también se constituya en una realidad cotidiana.
Razones para pelear siempre existirán, pero como hijos de Dios, miembros de su hermosa familia, tenemos una característica, somos portadores de paz. Agentes de paz en todos los ambientes, en todos los lugares y en todas las situaciones, sin excluir ninguna de ellas, por difícil que parezca. Pero Jesús nos dimensiona cuando nos pide que amemos a nuestros enemigos y oremos por quienes nos persiguen. Cuando entiendes que Cristo es tu paz y que trajo el evangelio de la paz, puedes vivir esa paz. Él nos dejó la paz. Nos dio su paz, pero no la dio como las demás personas, de manera parcial, con intereses ocultos, en él tenemos la paz real y completa. No te angusties ni tengas miedo. Nos dejó lo que necesitamos para trabajar por la paz aquí en el mundo.
Para reflexionar
¿Qué significa «trabajar para la paz», como dijo Jesús? ¿Qué podemos hacer para llevar paz a nuestro hogar y nuestro barrio?
Acerca de este Plan
Este plan devocional es parte de la serie ¡Qué dicha!, de American Bible Society, que se enfoca en el estudio de las bienaventuranzas, parte importante del Sermón del Monte; con un enfoque práctico y vivencial. Este plan abarca las bienaventuranzas: pacificadores y perseguidos por hacer lo que es justo. Piensa en cómo buscamos este tipo de paz en nuestro hogar a pesar de las adversidades.
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Nos gustaría agradecer a American Bible Society / El Centro Network por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.americanbible.org/