Caminando con JesúsMuestra

Una casa, un refugio, una iglesia

Curiosamente el Espíritu impedía a Pablo y su equipo evangelizar en Asia, ¿por qué? Porque tenía un plan grande para la iglesia de Filipos, no solamente serían los receptores de, quizá, la mejor carta de Pablo, sino los primeros en haber dado inicio a las tradicionales iglesias en casas, gracias a una mujer llamada Lidia.

La predicación del evangelio había tomado vuelo con Pablo, un valiente y determinado evangelizador, quien en compañía de un puñado de discípulos, emprendió varios arriesgados viajes para cumplir la Gran Comisión y su llamado personal, dar la Buena Noticia a los gentiles.

La primera iglesia en una casa, de la que se tiene registro, se reunió en casa de Lidia, una mujer de Filipos, y fue el inicio de muchas otras. Gente se reunía en Roma en casa de Aquila y Priscila, y otros tantos se reunían en casa de Ninfas, en Laodicea. Al menos, en cuanto tenemos referencia,  es seguro que este tipo de reuniones se multiplicaron como un virus en la época.

El Evangelio era compartido en casas y la gente se alegraba de recibir esta buena noticia en su cotidianidad. Lo que sucedió con la presencia física de Jesús en casa de Mateo, de Martha y María o del propio Zaqueo, ahora sucedía con la presencia del Espíritu Santo por medio de la predicación de estos arriesgados evangelistas en casa de nuevos discípulos.

Lidia abrió las puertas de su casa, dando paso a las bendiciones de Dios, e incluso hoy esa bendición llega a nosotros. Cientos conocieron a Jesús en Filipos, en casa de esa noble mujer. ¿No te parece una gran idea?

• ¿Recibirías gente en tu casa para predicarles la Buena Noticia?
• ¿Con quienes te puedes poner de acuerdo, en tu iglesia local, para poner ese talento, tu hogar, al servicio del Evangelio?
• Ora al respecto, ¿qué te impide tomar esa decisión?