La canción más fuerte: Escuchar la esperanza en medio del dolor, la ansiedad, la pena, la duda y el lamentoMuestra

Un día, mi esposo y yo llevamos a nuestros tres hijos a un parque de diversiones. Por un momento, uno ellos se separó de nosotros. Cuando regresamos para buscarlo, el pobre niño precioso estaba parado en medio del camino, sollozando, asustado y preguntándose si mami y papi llegarían a rescatarlo. 

Corrimos hacia él tan rápido como nuestras piernas nos lo permitieron y lo cargamos hablándole palabras de amor y consuelo. Nunca más se nos volvió a perder. 

Muchos de nosotros nos hemos sentido como mi hijo, estamos parados en medio del camino, solos, ansiosos, asustados y abandonados, preguntándonos si Dios llegará y nos cargará en Sus brazos. 

En la lectura de hoy, regresamos a la vida de Moisés, porque es importante que veamos la manera en que Dios se presenta a Sí mismo a Moisés la primera vez que se encuentran. 

Dios dice, Yo soy el Dios de tu padre. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob..

Piensa en esto: la mayoría de los dioses en la civilización antigua se identificaban como dioses de elementos o emociones (el dios del sol, la diosa del amor, etc.). Pero el Dios de la Biblia sobresale. Aunque verdaderamente es el Dios de la creación y el Dios de amor, cuando Yahweh se presenta a Sí mismo a Moisés la primera vez (antes de que se refiera a Sí mismo como YO SOY), Dios se presenta a Sí mismo como el Dios de Su pueblo. 

Este es el nombre por el que será recordado por generaciones, el Dios de Jacob, Dios de Isaac, Dios de Abraham, el Dios de Moisés. 

Es decir, Dios estaba diciéndole a Moisés, y te lo dice a ti hoy, hijo, hija, Soy tuyo. 

Dios está por llamar a Moisés a hacer cosas realmente difíciles, luchar contra el mal encarnado, rescatar a su pueblo. Pero primero, Dios toma tiempo para recordarle a Moisés quién es; le recuerda que no está solo.

En nuestra adversidad, cuando Dios nos llama a hacer cosas difíciles, podemos permanecer firmes sabiendo que no estamos solos. En Jesús, hemos sido adoptados en la familia de Dios. Por lo tanto, tenemos acceso al Espíritu de Dios, a una intimidad con Él, a Su presencia y a Su poder. 

En otras palabras, Dios, el Padre Perfecto, se está inclinando en tu dolor, cargándote en Sus brazos y llenándote con Su amor. Que hoy puedas sentir Su perfecto amor.