Año nuevo, Nuevas misericordiasMuestra

Dios te llama a creer, y luego Él trabaja con celo para convertirte en una persona que realmente vive por fe.

No sé cuánto hayas pensado sobre esto, pero la fe no es natural para ti ni para mí. La duda es lo natural. El miedo es lo natural. Vivir sobre la base de la experiencia vivida es lo natural. Pasar por la mente el catálogo actual de "qué pasaría si" antes de dormirte o al levantarte por la mañana es algo natural. Vivir basado en el pensamiento de tu cerebro y tus sentidos físicos es natural. Envidiar la vida de otra persona preguntándote por qué no es la tuya es natural. Desear ser más soberano sobre las personas, las situaciones y los lugares de lo que nunca serás es natural. Manipular tu control personal para garantizar que obtendrás lo que crees que necesitas es algo natural. Buscar en forma horizontal la paz que solo encontrarás en forma vertical es natural. Desear el cambio en cosas que no tienes capacidad de cambiar es natural. El abandonar, el desánimo, el desaliento, la depresión o la desesperación es algo natural. Adormecerte con ocupaciones, cosas materiales, medios de comunicación, alimentos o alguna otra cosa es natural. Bajar tus estándares para lidiar con la decepción es natural. Pero la fe simplemente no es natural para nosotros.

Así, por medio de la gracia, Dios nos permite creer. Como dice Pablo en Efesios 2: 8, la fe es realmente el don de Dios. No existe una función más contraintuitiva para el ser humano promedio dañado por el pecado que la fe en Dios. Claro, ponemos nuestra fe en muchas cosas, pero no en un Dios que no podemos ver o escuchar, que hace promesas tan grandes que parecen imposibles de cumplir. Dios nos da el poder de creer primero, pero Él no se detiene allí. Por medio de Su gracia, Él trabaja en las situaciones, ubicaciones y relaciones de nuestra vida cotidiana para crearnos, martillarnos, doblarnos y moldearnos en personas que construyen su vida en base a la creencia radical de que realmente existe y que realmente recompensa a quienes lo buscan. (Hebreos 11: 6).

La próxima vez que te enfrentes a lo inesperado, un momento de dificultad que realmente no quieres atravesar, recuerda que ese momento no representa a un Dios que te ha olvidado, sino a uno que está cerca de ti y haciendo en ti una cosa muy buena. Él te está rescatando de pensar que puedes vivir la vida que debías vivir mientras confías en los recursos inadecuados de tu sabiduría, experiencia, rectitud y fortaleza; y Él te está transformando en una persona que vive una vida marcada por una fe radical centrada en Dios. Él es el mayor artesano, y nosotros somos Su arcilla. Él no nos sacará de Su rueda hasta que Sus dedos nos hayan moldeado en aquellos que realmente creen y no dudan.