Año nuevo, Nuevas misericordiasMuestra
Si te has liberado de la necesidad de éxito y aclamación para sentirte bien contigo mismo, sabes que la gracia te ha visitado.
Es una tarea muy humana. Es la búsqueda que todos perseguimos. Todos queremos sentirnos bien con nosotros mismos. Todos queremos pensar que estamos bien. Es una búsqueda temerosa y ansiosa de la que solo la gracia puede liberarte.
Esto es lo que nos sucede a todos: buscamos horizontalmente el descanso personal que encontraremos verticalmente, y nunca funciona. Mirar a los demás por tu sentido interior de bienestar no tiene sentido. Primero, nunca serás lo suficientemente bueno, de manera consistente como para obtener los elogios que estás buscando de forma regular. Vas a equivocarte. Vas a decepcionar a otros. Tendrás un mal día. Vas a perder tu camino. En algún momento, dirás o harás cosas que no debes hacer. Agrega a esto que las personas que te rodean no suelen tener interés en asumir la carga de ser tu mesías personal. No quieren vivir con la responsabilidad de tener tu identidad en sus manos. Intentar encontrar tu autoestima interior en otras personas nunca funciona.
La paz que da el éxito tampoco es confiable. Ya que eres menos que perfecto, cualquier éxito que tengas pronto será seguido por algún tipo de fracaso. Además, está el hecho de que el eco del éxito es de corta duración. No pasa mucho tiempo antes de que busques el próximo éxito para seguir adelante. Es por eso que la realidad de que Jesús se ha convertido en tu justicia es tan preciosa. Su gracia nos ha liberado para siempre de la necesidad de probar nuestra justicia y nuestro valor. Así que nos recordamos todos los días que no debemos buscar horizontalmente lo que ya se nos ha dado verticalmente. “Y el efecto de la justicia será la paz, y el resultado de la justicia, la tranquilidad y la confianza para siempre” (Isaías 32:17). Esa justicia se encuentra solo en Cristo.
Escrituras
Acerca de este Plan
En el transcurso de 15 días, Paul David Tripp te recordará la gracia de Dios hacia ti, verdades que nunca envejecen. Cuando la "modificación de la conducta" o los aforismos para sentirse bien no son suficientes para renovarte, aprende a confiar en la bondad de Dios, en Su gracia y vive para Su gloria cada día.
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