Dios, ¿dónde estás? Con John BevereEjemplo

¡Brota, manantial!
Recuerdo que en varias de mis épocas secas, trataba de orar y me era difícil obtener bebida refrescante de agua viva. En una ocasión de esas, llevé mi tienda de campaña a un parque estatal para tener tiempo de oración y ayuno. Aquella noche oré, leí y empecé a cantar alabanzas. Pasé aproximadamente tres horas haciendo esas cosas, y pareció que no llegaba a ningún lugar. Nada pareció fresco, yo estaba tan seco como nadie más podía estar. Muy defraudado, finalmente me metí en mi bolsa de dormir para conciliar el sueño.
Durante la noche parecería que todos los demonios estaban celebrando, no dormí muy bien. Pasé la noche dando vueltas, preguntándome por qué Dios no se me estaba manifestando. La siguiente mañana, salí y fui a caminar por los senderos del parque, orando en el Espíritu, pero todavía sintiéndome bien seco. Esto continuó por una hora y media más.
Finalmente miré hacia arriba y dije: “Señor, me imagino que estoy en el desierto”. Mis pensamientos fueron, podría regresar a casa y dejar de buscarlo. Por Él estoy en este lugar desértico, y las cosas no cambiaran hasta que Él me saque.
¡Esa forma de pensar era errónea! Dios no nos deja atravezar esto para frustrarnos y hacer que nos demos por vencido hasta que Él soberanamente cambie nuestra condiciones. El desierto no es un lugar de fracaso, sino de victoria. De repente, escuché una voz dentro de mí diciendo: “¡Lucha!”.
Esa pequeña palabra fue la chispa de fuego y vida que yo estaba necesitando Inmediatamente empecé a decir: “¡Mueve el regalo de Dios en mí! ¡Que surjan ríos de agua viva! ¡Brota, pozo, dentro de mi alma!”
Al seguir repitiendo estas palabras que se encuentran en la Escritura, la oración llego hacer más y más intensa hasta que me encontré caminando tranquilamente en ese sendero orando y hablando de la palabra de Dios con gran fervor. Todo se tornó fresco y me sentí avivado. Su presencia estuvo conmigo en una forma poderosa. Apenas unos minutos antes me sentía pesado y débil. Pero ahora me estaba preparando para la batalla, ¡listo para enfrentar a cualquier enemigo con la Palabra de Dios!
La lluvia es escasa en el desierto. El agua no es accesible fácilmente ahí y si se va encontrar, tiene que ser extraída de pozos o manantiales. Cuando estás en la estación seca, en lugar de buscar externamente para ser refrescado, cava profundamente en tu interior de dónde vas a extraer ríos de agua viva.
Acerca de este Plan

Te sientes perdido en una temporada difícil, preguntándote, “Dios, ¿dónde estás?”. En este Plan, el exitoso autor John Bevere, te equipa con revelaciones bíblicas claves e historias profundas que te ayudarán atravesar tus temporadas difíciles y a obtener lo que Dios tiene preparado para ti.
More
Planes relacionados

Esperando en Dios

Reinicia tu mente: revisión de pensamientos tóxicos

Oraciones Peligrosas

Declaro la Guerra: 4 Claves Para Ganar La Batalla Contra Ti Mismo

Sal De Tu Cabeza

Orando la verdad de Dios sobre mis miedos

¿Qué está haciendo Dios?

La Buena Nueva del Nuevo Pacto

Estudio Bíblico 3: Felipe: Aprovechar Los Momentos De Mentoría
