Dios, ¿dónde estás? Con John BevereEjemplo

El Estandar Dorado
Hace varias décadas cuando yo todavía era un joven apenas comenzando el ministerio, el Señor me mostró durante un tiempo de oración que Él iba empezar a purificar mi vida. Yo me emocioné tanto que le dije a Lisa, “¡Dios va a remover mis impurezas!”. Procedí a decirle todas las cosas indeseables que Dios me iba a remover. (Ella bien pudo haber agregado algunas cosas que yo excluí de la lista!)
En los siguientes tres meses nada pasó. Por cierto, las cosas empeoraron en mi vida, y aún estaba en más necesidad de purificación.Yo acudí al Señor y le pregunté, “¿Porqué mis malos hábitos están empeorando en lugar de mejorar?”
“Hijo”, Él respondió.”Yo dije que te iba a purificar. Tú has estado tratando de hacerlo en tu propio esfuerzo. Ahora yo lo voy hacer a Mi manera.” Yo no tenía idea de que iba a tener mi primer viaje en el desierto y que iba durar dieciocho meses.
Por favor comprende que —Dios no está buscando una forma externa de santidad. Él quiere un cambio interno del corazón—porque un corazón puro producirá una conducta pura. El desierto es uno de los crucifijos que Dios usa para purificar nuestros motivos e intenciones.
El proceso en el que Dios purifica se puede comparar al proceso en el que el oro es refinado. El oro tiene un bello color amarillo que emite un brillo suave metálico. Se encuentra en muchas partes en la naturaleza pero siempre en pequeñas cantidades y rara vez en un estado puro. Cuando es purificado, el oro es suave, es plegable y es libre de corrosión o de otras sustancias.
Si el oro es mezclado con otros metales (cobre, hierro o níquel), se hace más duro, menos plegable y más corrosivo. Esta mezcla es llamada aleación. En cuanto más alto es el porcentaje de otros metales, el oro se hace más duro. Inversamente, en cuanto más bajo es el porcentaje de otro metal, más suave y más flexible es el oro.
Inmediatamente vemos el paralelo: Un corazón puro frente a Dios es como el oro puro. Un corazón puro es suave, blando y plegable. El libro de Malaquías nos demuestra como Jesús refinará Su iglesia de la influencia del mundo, así como un refinador purifica el oro.
En el proceso de refinamiento, el oro es molido hasta llegar a ser polvo y después se mezcla con una sustancia llamada fundente. Entonces los dos se colocan en un horno y son derretidos con un fuego intenso. Las aleaciones o las impurezas son atraídas al fundente y suben a la superficie. El oro, que es más pesado, permanece en el fondo. Las impurezas o escoria (cobre, hierro y zinc combinado con el fundente), son entonces removidas.
El fuego que Dios usa para refinar son las pruebas y tribulaciones. El calor de estos desafios separa nuestra impurezas del carácter de Dios en nuestras vidas —creando así una vasija pura. Es interesante que otra característica del oro en su estado puro es su transparencia. Al ser tú purificado en las ardientes tribulaciones, ¡te haces más transparente! Una vasija transparente no se trae gloria así misma, sino que glorifica a su contenido.
Al ser nosotros refinados, el mundo puede ver de nuevo a Jesús.
Acerca de este Plan

Te sientes perdido en una temporada difícil, preguntándote, “Dios, ¿dónde estás?”. En este Plan, el exitoso autor John Bevere, te equipa con revelaciones bíblicas claves e historias profundas que te ayudarán atravesar tus temporadas difíciles y a obtener lo que Dios tiene preparado para ti.
More
Planes relacionados

Esperando en Dios

Reinicia tu mente: revisión de pensamientos tóxicos

Oraciones Peligrosas

Declaro la Guerra: 4 Claves Para Ganar La Batalla Contra Ti Mismo

Sal De Tu Cabeza

Orando la verdad de Dios sobre mis miedos

¿Qué está haciendo Dios?

La Buena Nueva del Nuevo Pacto

Estudio Bíblico 3: Felipe: Aprovechar Los Momentos De Mentoría
