Conocidos: un devocional de cinco días por Tauren WellsMuestra
CONOCIDOS | Día 2 | LA ACTUACIÓN HA TERMINADO
Seré el primero en admitir que me preocupaba en exceso por mi imagen. Tiendo a proyectar lo mejor de mí: aquello por lo que me gustaría que me notaran, me conocieran y me valoraran. Proyecto una determinada imagen esperando proteger mis inseguridades. Siempre encuentro una manera de exagerar mis admirables cualidades para proteger mis defectos de la vista del público. El problema con todo eso es este: los muros que utilizamos para proteger nuestra imagen son los mismos muros que nos aprisionan con nuestro dolor.
En mi vida he tenido que lidiar seriamente con el rechazo. Sufrí el sentimiento inherente al rechazo siendo un niño atrapado en medio de un divorcio. Sentí ese dolor cuando varias familias abandonaron la iglesia de mi esposa por la absurda desaprobación a nuestro matrimonio interracial. Algunos compañeros cristianos me marginaron de los círculos religiosos en los que crecí, me criticaron personalmente, se burlaron del ministerio que Dios estaba desarrollando en mí. ¡Y todo eso fue antes de cumplir 24 años! ¿Y cuál fue mi respuesta a todo esto?
Tuve que aparentar para ser aceptado.
Todos experimentamos esta situación en un momento u otro. No creo que existan muchas personas que no hayan conocido el rechazo. El rechazo fue ciertamente una realidad para Jesús. Las Escrituras nos dicen que él era “la piedra que desecharon los constructores”. El libro de Juan dice: “A lo suyo vino y los suyos no le recibieron”. En los Evangelios vemos cómo sus seguidores se convirtieron en una turba violenta.
Es notable que Jesús no estuvo dispuesto a aparentar para ser aceptado. Sabemos esto por su tentación en el desierto. La estrategia del diablo fue tentar a Jesús para que probara su identidad a través de su potencial, obrando cuando se le ordenara. Básicamente, el enemigo estaba diciendo: “¡Si eres el Hijo de Dios, pruébalo!” Nos enfrentamos diariamente a una tentación similar, ¿no es así? “Tienes valor; eres inteligente; ¿eres hermosa? ¡Pruébalo! ¡Publícalo! ¡Finge para ser aceptado!" Pero cuando cedemos a la presión de demostrar lo que somos, en definitiva estamos perdidos. Jesús no se rindió y nosotros tampoco deberíamos hacerlo. Incluso cuando se le pidió que hiciera cosas buenas, rechazó al enemigo, diciendo: “Yo sólo hago lo que mi Padre me ordena”.
Quizás te estés haciendo la misma pregunta que yo me hice: "¿Cómo puedo liberarme de la presión de tener que aparentar?" Encontré la respuesta al considerar un evento que ocurrió aun antes de que Jesús realizara su primer milagro, tuvo lugar inmediatamente antes de su tentación en el desierto: su bautismo. Cuando Jesús fue bautizado, una voz habló desde el cielo, diciendo: "Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia". Jesús no sintió la presión de aparentar para el diablo o para la gente porque ya sabía que agradaba al Padre. Y ahora quizá te estés prefuntando: “Si Jesús agradó el corazón de Dios antes de realizar un milagro, ¿por qué deberíamos sentir tanta presión para aparentar ante Dios o ante cualquier persona?” Me doy cuenta de que el que nos conoce es superior a aquello por lo cual somos conocidos. Con Dios, no somos amados por la reputación; somos amados en base a la relación. Podemos vivir más allá de la aprobación del mundo porque vivimos de la aceptación de Dios. Este es el verdadero remedio para los sentimientos de rechazo, no es fingiendo incansablemente sino recibiendo la obra que Cristo ya ha realizado para mí. Es sabiendo que no tengo que proyectar una imagen de perfección, sino que puedo obtener la imagen de Cristo. Tampoco tengo que enmascarar mis defectos. Incluso el cuerpo glorificado de Jesús tenía cicatrices, entonces, ¿por qué intentaría ocultarme con revestimientos superficiales de estatus, salario o éxito? He decidido dejar de mostrar apariencias. Ahora puedo vivir vulnerablemente ante mi Salvador, por quien soy plenamente conocido y verdaderamente amado, aceptado y aprobado.
Escrituras
Acerca de este Plan
Mi nueva canción "Known" es muy significativa para mi camino de fe. Mi deseo es que un día todos estemos dispuestos a salir de la desesperanza a la esperanza, del dolor a la sanidad, de la lucha a la rendición; que contemplemos alrededor de la habitación, al pie de la cruz, mirándonos unos a otros y escuchemos a Jesús decirnos que no estamos solos. Gracias por acompañarme en este viaje. -Tauren Wells
More