No me gusta su actitudMuestra

Situaciones que sacan lo que hay en ti

Lo que Dios nos dio como iglesia llegó después de una situación en la que era el “grande”, pero fui confrontado por jóvenes “menos”, carentes de conocimiento bíblico y experiencia. Al comienzo me opuse, me crucé de brazos, los analizaba y, cuando me ministraban, pensaba: «¡qué voy a dejar que estos niños me impongan manos!», pero, cuando oraron por mí, vino una unción como nunca experimenté. Dios se movió y me dispuse, porque él no pone su visión, planes o sueños en un corazón sucio.

Dios también usó a una mujer de la iglesia para liberarme. Tenía problemas de carácter y, si yo fuera Dios, ¡no la habría usado!, pero él no actúa como esperamos. Al comienzo no tuve buena actitud, pero bajé la cabeza para que “me cayera algo de unción”. De repente lloré como nunca, y no soy un hombre que llora. ¡Dios hizo algo en mí! Hasta hoy veo el resultado de esa oración…: ¡fue liberadora! Ese año fui a un congreso y con confianza me senté en los puestos para pastores, pero me mandaron atrás; aunque suena vergonzoso, en ese momento, gracias a lo que había vivido, lo soporté, pero muchos otros pastores no y se perdieron la bendición. Un pastor amigo me dijo que no volvería a esos foros en los que humillan porque para eso tenía al diablo. Lamentablemente…, hoy su iglesia no crece.

Esas personas que desde nuestra perspectiva tienen problemas de actitud, ¡son los que Dios envía a confrontarnos!