Las Victorias De Cristo Para El CreyenteMuestra

La victoria sobre Satanás es real

¿Se imagina qué tipo de poder levantó a Cristo de la muerte y lo llevó a sentarlo a la diestra en los lugares celestiales? ¿Se imagina qué tipo de poder debe ser ese? Le doy una noticia, es el mismo poder que ahora los hijos de Dios tenemos. Por ese poder que está a nuestra disposición, y dentro de este reino, gozamos de este poder que actúa en nosotros para vencer al diablo. Es la operación del poder no de mi fuerza, no de su fuerza, sino del poder de Dios trabajando en su vida ahora. En Cristo tenemos ese poder operando en nosotros para vencer cualquier tipo de ataque del enemigo y cualquier tipo de artimaña que tenga. 

En relación con el pecado

Por eso más adelante Pablo, en Efesios dice fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza. Es la misma frase que usa en el poder tremendo que tenemos en Cristo. Nos anima a que nos fortalezcamos en ese poder para vencer al diablo. Tenemos en el poder de su fuerza victoria sobre el diablo en el aspecto del pecado. El diablo nos venció en el Edén a toda la humanidad en el pecado, pero Cristo lo venció en la cruz. 

Vemos en Génesis 3, que Dios dice: pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. 

Desde la caída del hombre, Satanás no solo lo tienta a pecar, sino que acusa cuando lo hace, lo tilda de hipócrita y usa a sus emisarios para producir en usted un sentimiento de inferioridad, que no merece pastorear, no es digno, no merece ser cristiano, no merece ser líder en la iglesia, por causa del pecado.

Sin embargo, es la sangre derramada por Cristo en la cruz, la que lo limpia de todo pecado. Pablo en Colosenses 2, explica,…anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Este fue el momento, que la simiente de la mujer, Cristo, hirió la cabeza de la serpiente, Satanás.

En Apocalipsis 12, Juan dice: Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.

Por cada pecado o acusación del enemigo, hay una gota de sangre derramada por el Cordero.