Al Unico Dios Sea La Gloria Y MajestadMuestra

La gloria divina es nuestro destino final

Jesús oró al Padre Dios, Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado. 

Expresión que también reafirma el apóstol Pablo, en la carta a los romanos: y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó. Así, es evidente que nuestra salvación y perseverancia es asunto de Dios, y no gloria nuestra, lo nuestro es adorar a este Dios maravilloso, cuya gloria, no bastará la eternidad para que la captemos siquiera en su mínima expresión. 

Majestad: cuando se refiere a Dios, destaca su exaltada dignidad y divina grandeza por las que se honra y es preferido por todas sus criaturas, al reconocer su eminencia y esplendor. Constituye siempre una declaración de su grandeza e invitación a la adoración. Se ratifica, cuando la Biblia habla que Dios está «en las alturas» y «en los cielos». La idea aquí, no es que Dios está separado de nosotros por una gran distancia espacial, sino que está muy por encima de nosotros en grandeza, y que por lo tanto, es motivo de adoración. 

Pero se trata de un conocimiento, en buena medida, ausente para muchos creyentes. Razón que hace que su fe sea tan débil y su culto tan superfluo. Muchos creyentes en lugar de ser influenciados por los valores y principios de la Palabra, son influenciados por la cultura postmoderna, que si bien desde su perspectiva antropocéntrica, tiene un gran concepto del hombre mismo, tiene un concepto bastante pobre de Dios.

Dominio: es el gobierno absoluto que Dios tiene sobre todo y sobre todos sus enemigos. Dios ejercita de tal manera ese dominio y poder, que no hay nadie que detenga su mano y le diga: ¿Qué haces? Por medio de Cristo, la simiente prometida aplastó la cabeza de la serpiente. El Padre desbarató el imperio de la maldad, desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal. 

Autoridad: apunta a la potestad para gobernar, derivada de un derecho legal. Dios gobierna a través de Cristo, quien ¡se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz! Por eso Dios lo exaltó proporcionándole autoridad y gobierno sobre el universo. Es allí donde ahora reina como «Rey de reyes y Señor de señores».