Al Unico Dios Sea La Gloria Y MajestadMuestra
Cristo el Señor merece suprema alabanza
Puesto que el único Dios, nuestro Salvador, recibe la gloria, la majestad, el dominio y la autoridad, por medio de Jesucristo nuestro Señor, demos a Jesús la gloria como tal, así como los que están en el cielo arrojan sus coronas a los pies del Cordero y exaltan sus inapreciables perfecciones. De la misma manera, debemos hacerlo, quienes todavía estamos en la tierra. Puesto que Cristo mismo se sujetó a tan indecible deshonra y humillación por amor a nosotros, sufriendo hasta la muerte, y muerte de cruz, ¡cómo no vamos a estar dispuestos a honrarlo!
El apóstol Judas dice: «sea la gloria, la majestad, el dominio y la autoridad», y es con esta declaración que la doxología alcanza su punto culminante, pues la palabra «gloria», es en la Biblia uno de los términos más sublimes. Significa brillo, esplendor, honor, honra, magnificencia, excelencia, majestad divina y todo esto en tal magnitud, que la palabra «gloria» no se puede aplicar a nosotros, los hombres, en ninguna manera, dado que nuestro ser, nuestra naturaleza y condición, no son dignos de ella.
Gloria, es la exhibición de excelencia, de tal manera que se gana la aprobación de cuantos la contemplan. Aquí, la palabra apunta al gran honor y la alta estima que el Cristo eterno merece por sus perfecciones, con las cuales excede en medida infinita, a todas las criaturas y cosas del universo.
Esta gloria permanece oculta al ojo y al entendimiento humano, y esto, precisamente, porque es la gloria divina, y solo Dios nos la puede revelar, por eso, solo la mente iluminada por el Espíritu de Dios puede reconocerla y adorarla.
Dios reveló su gloria cuando llamó a la existencia este mundo nuestro, creándolo por el poder de su sola palabra. Dios también reveló su gloria, cuando envió a su hijo Unigénito al mundo para realizar nuestra salvación. Ese día los ángeles cantaron: ¡Gloria a Dios en las alturas! Dios revela su gloria, cuando hace de un miserable pecador, un digno hijo suyo para que sea heredero del reino de los cielos. Dios revela su gloria cada vez que un redimido entra en el proceso de transformación, por la acción del Espíritu, en una figura a la imagen de Jesucristo. Y de gloria seremos revestidos cuando pasemos del creer al ver, cuando nuestro cuerpo corruptible se vista de incorrupción. Toda esta gloria resulta muy difícil de digerir y discernir para la mente humana.
Acerca de este Plan
¡Al único Dios, nuestro Salvador... sea la gloria, la majestad, el dominio y la autoridad, por medio de Jesucristo nuestro Señor, antes de todos los siglos, ahora y para siempre! Amén. Vamos considerar la naturaleza y el destinatario de esta oración. Es una doxología y una oración que está envuelta en una expresión de alabanza. Aunque breve, las verdades divinas que enfoca, son inmensas.
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Nos gustaría agradecer a Basilio Patiño, autor del libro "Oración en el nuevo pacto" Tomos 1, 2 y 3, director de la Red Ministerial Apostólica de REMA, en acuerdo con El Centro Network por proporcionar este plan. Para obtener más información sobre los ministerios, visite http://www.redrema.org y http://www.elcentronetwork.com