El Arte De La Oración EficazMuestra

Permanecer en las palabras de Cristo

Esta es una segunda condición mencionada en el texto, y no debemos olvidarla: «Y mis palabras permanecen en vosotros». Entonces, ¡cuán importantes son las palabras de Cristo! Él dijo: «Permaneced en mí, y yo en vosotros», y ahora como algo paralelo a esto, dice: «Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros». Pero entonces, ¿acaso las palabras de Cristo y la persona de Cristo son idénticas? Sí, prácticamente así es. El Verbo Encarnado es la Palabra revelada, por lo tanto, son consustancialmente iguales.

Algunos hablan acerca de Cristo como el Señor, pero en cuanto a la doctrina, a ellos no les importa lo que su Palabra declara. En tanto que, sus corazones están bien en cuanto a su persona, reclaman libertad de pensamiento. ¡Ay!, pero esto es un mero subterfugio. No podemos separar a Cristo de la Palabra; pues, en primer lugar, Él es la Palabra; y, en segundo lugar, ¿cómo nos atrevemos a llamarlo Señor y Dios y no hacemos las cosas que Él dice, y rechazamos la verdad que Él enseña? 

Debemos obedecer sus preceptos, pues de lo contrario Él no nos aceptará como sus discípulos. Especialmente, ese precepto de amor que es la esencia de todas sus palabras. Si las palabras de Cristo no permanecen en nosotros, de igual manera en la fe como en la práctica, no estamos en Cristo. Es importante reconocer, que Cristo y su evangelio del reino, que revelan sus mandamientos, son uno. Si no tenemos a Cristo ni sus palabras, tampoco Él nos tendrá a nosotros, ni a nuestras palabras; sino que pediremos en vano, y muy pronto dejaremos de pedir, y nos convertiremos en una rama marchita. 

¿Por qué cuando permanecemos en Cristo y sus palabras en nosotros, alcanzamos esta libertad y prevalecemos en la oración? Primero, a causa de la plenitud de Cristo. Podemos muy bien pedir lo que queramos conforme a su voluntad, cuando permanecemos en Cristo, porque cualquier cosa que nosotros requerimos ya está alojada en Él. 

Vemos de manera muy clara por qué la rama obtiene todo lo que necesita, mientras permanece en el tronco, pues todo lo que necesita se encuentra anticipadamente en el tronco, y está colocado allí para dárselo a la rama. ¿Qué necesita el pámpano, adicional a lo que el tronco puede suministrarle? Si necesitase más no podría obtenerlo; pues no tiene otros medios de vida, excepto del tronco. 

«Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud», y el buen agrado del Padre es también, nuestro buen agrado: nos alegra obtener todo de Jesús. Estamos seguros, que cualquier cosa que requerimos para el cumplimiento del propósito eterno, lo obtendremos, puesto que lo tiene listo para nosotros.