El Arte De La Oración EficazMuestra

Permanecer en oración con Cristo

«Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho». ¿Acaso el texto quiere decir lo que dice? Yo nunca he sabido que mi Señor diga algo que no quiso decir. Yo estoy seguro que algunas veces Él puede decir más de lo que nosotros entendemos, pero nunca quiere decir menos. Fíjense bien, Él no dice a todos los hombres: «Yo les daré cualquier cosa que pidan». ¡Oh, no! Esa sería una actitud contraria a su justicia y su carácter santo, pero Él habla exclusivamente a los suyos. 

Este infinito recurso de tener la certeza de una oración contestada, es una gracia dada a una cierta categoría de hombres escogidos que ya han recibido una gran gracia de sus manos, es a ellos a quienes entrega esta maravillosa bendición de la oración eficaz.

El sello de la soberanía divina está estampado en las frentes de estos hombres, quienes dan forma a la historia de las naciones, guían la corriente de eventos, a través de su poder en lo alto. Vemos que todas las cosas han sido sujetadas a Jesucristo por el propósito eterno, y conforme nos elevamos a esa imagen, también somos vestidos con dominio, pues fuimos hechos reyes y sacerdotes para Dios, de tal forma que Él ofrece su omnipotencia a la disposición de los elegidos y a ellos revelará su Deidad, para cumplir los deseos que su propio Espíritu ha obrado en sus hijos. 

Pero, permanecer en el Señor no solo quiere decir confiar en Él; incluye nuestra entrega continua a Él para disfrutar su vida, y dejar que esa vida obre sus resultados en nosotros. Vivimos en Él, por Él, para Él, con Él, cuando permanecemos en Él. Sabemos que nuestra vida de separación ha desaparecido: porque «habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios».

No tenemos razón alguna para existir, excepto la que encontramos en Cristo; ¡y cuán maravillosa es esa razón! La vid necesita de la rama tan categóricamente como la rama necesita de la vid. Ninguna vid produjo fruto jamás en ninguna otra parte excepto en su ramas. Ciertamente produce todas las ramas, y a través de ellas produce el fruto; sin embargo, es a través de la rama, que la vid despliega su fecundidad. De la misma manera, los creyentes que permanecen en Él son necesarios para el cumplimiento del propósito del Señor. Es algo maravilloso cuando se expresa; ¡pero los santos son necesarios para su Salvador!