Rompa los valores del presenteMuestra

La ciencia sin valores

En las instituciones educativas se enseña, que somos el resultado de la evolución, algo que no tiene base histórica ni científica, algo que no tiene fundamento, pero que se enseña como verdad absoluta. 

El fundamento histórico da testimonio de que algo es verdad. Los evolucionistas sostienen, que hace millones de años, se formó una célula y a través de los años y casualidades genéticas, esa célula se convirtió en un pez, ese pez en lagarto, ese lagarto en un primate, y el primate en hombre. Si la evolución fuera verdad, los primates seguirían evolucionando en hombres. Nadie ha sido testigo de este proceso. Por lo tanto no hay testimonio histórico. 

Pero tampoco hay testimonio científico. El testimonio científico puede ser probado científicamente en laboratorios, donde se presenta la evidencia de lo que crees y aplicas el método científico para demostrar tu planteamiento o hipótesis. Pero hasta la fecha nadie ha podido producir un hombre de una célula que no sea humana, tampoco producir un ser vivo que ha evolucionado hasta llegar a ser un hombre. Porque el hombre es producto e idea de Dios. 

Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, la tierra no es producto de la evolución ni es el producto de algo que surgió de la casualidad. En el principio creó Dios los cielos y la tierra, y esta tierra fue creada para que tú y yo la habitáramos, y para que, habitándola conociéramos a Dios y honráramos a Dios. Para que a través de las cosas hechas, nos pudiéramos dar cuenta que los cielos cuentan la gloria de Dios. Y que lo que dijo Pablo, las cosas creadas son el testimonio de Dios, nos cuentan que Dios existe. 

Pero el hombre, al no tener en cuenta a Dios, su entendimiento fue entenebrecido y queriendo ser sabios, se hicieron necios y cambiaron la gloria de Dios por cosas y crearon sus propias ideas. Tenemos una generación de niños, a quienes se les enseña cosas con un fundamento histórico y científico, fraudulentos. Por eso, necesitamos padres que enseñen a sus hijos, quiénes son en realidad, para que tengan identidad. Fueron creados por causa de Dios, son imagen y semejanza de Dios, son el producto de la mente de Dios, que no provienen del mono, y aunque el maestro se lo diga, él no lo es; el niño debe tener identidad, la identidad de hijo de Dios.