La actitudMuestra

Jesús se lamenta

Todo tiene su momento oportuno... tiempo para llorar… Eclesiastés 3:1, 4 (NVI)

Hay momentos en los que una actitud positiva no es la perspectiva correcta. Nuestra cultura puede convencernos de la necesidad de ser positivos constantemente, de suprimir nuestros pensamientos negativos y enfocarnos en lo bueno, pero ¿nuestras palabras y sentimientos debiesen ser exclusivamente positivos cuando el cáncer se vuelve terminal? ¿Cuando el proceso de divorcio concluye? ¿Cuando el niño no lo logra? ¿Cuando la violencia no termina?

El lamento de Jesús nos revela una actitud que está bien, a pesar de no ser positiva.

El lamento es una expresión sincera de dolor y tristeza. Puede ser incómoda y poco agradable, pero es una respuesta apropiada a un dolor profundo y, aparentemente, sin solución. De hecho, si seguir a Jesús implica adoptar la actitud que Él tendría en cada situación que enfrentamos, entonces evadir el lamento puede ser contraproducente para nuestro crecimiento espiritual.

Es muy común intentar evadir sentimientos dolorosos a través de distracciones como el entretenimiento, falso positivismo, drogas, alcohol o incluso una religión vacía. Pero, a veces, lo mejor que podemos hacer es lamentarnos: experimentar esos sentimientos, compartírselos a Dios y a otros con sinceridad, y permitir que Dios comience a sanar nuestro dolor.

Jesús se lamenta y también llora. Tal vez la razón por la que Juan 11:35 es uno de los versículos más cortos de la Biblia, es porque cuando uno de tus amigos más cercanos muere, hay pocas palabras que describan la respuesta adecuada. Jesús lloró por la muerte de su amigo Lázaro, incluso cuando estaba a punto de resucitarlo.

En la cruz, Jesús se enfocó en el gozo venidero, lo que le permitió tener una actitud de gracia mientras perdonaba a sus verdugos. E incluso en ese momento, Jesús siguió clamando a su Padre con lamento: “¿Por qué me has desamparado?”.

Dios no es un dios estoico, que mira impasible el dolor de su creación desde lo alto. Jesús mismo muestra que podemos preguntar a Dios el por qué, en nuestros momentos más dolorosos. Dios siendo hombre, lloró por la pérdida humana. Jesús no dejó de confiar en el amor de su Padre o de creer en un milagro para Lázaro; Él simplemente expresó apropiada y sinceramente su dolor y tristeza a través de sus lágrimas. Él se lamentó en tiempos de pérdida y dolor.

¿Qué pérdidas o situaciones son dignas de lamentarse? ¿Cómo podrías seguir a Jesús al presentar un sano lamento por tus amigos, familia e iglesia?

Ora: Amado Dios, Tú eres un Dios que lloró a un amigo, un Dios que cuida de su creación y nos anima a expresar nuestro lamento. Ayúdame a sentir mis emociones, a sentir mi dolor, y llorar con lágrimas de lamento. Ayúdame a confiar en ti en medio de estos sentimientos, tal como como Jesús lo hizo. En el nombre de Jesús, Amén.