La actitudMuestra

¿Te quejas mucho?

Dios nos pide que demos gracias en todo porque así es como superamos cualquier cosa. —Anne Voskamp

¿Alguna vez te has dado cuenta de que te quejas? Tal vez te quejas de la adoración en tu iglesia, por quién vota tu vecino, o de cómo enseña tu profesor. Eso demuestra tu actitud del momento: tu forma de pensar o sentir acerca de algo. El apóstol Pablo reconoció el peligro de quejarse y, en Filipenses 2 nos enseña a “hacer todo sin quejas ni contiendas.”

¿Por qué para Pablo era una prioridad no quejarse? Para empezar, el amor de Dios es constante, desbordante y suficiente para todos. Dios cuida de nosotros desde que despertamos hasta que nos dormimos. A través de Jesús, que es la mayor bendición de Dios, podemos tener una relación estrecha con nuestro Creador. Y por si eso no fuera suficiente, Él nos ha invitado a participar con Él en la significativa misión de compartir su amor con el mundo.

Ahora piensa: ¿estar molesto e irritado es compatible con las bendiciones de Dios y el llamado a nuestras vidas? ¿Cómo podemos rechazar una actitud quejumbrosa que hayamos tenido? A través de la gratitud.

Reconocer aquello por lo que estamos agradecidos en el pasado, presente y futuro pone nuestras vidas en perspectiva y nos ayuda a reconocer las bendiciones que Dios nos ha dado. Podemos ver esta actitud en Jesús, en Hebreos 12, a las puertas de la muerte en la cruz, Jesús tenía sus ojos puestos en el gozo venidero: un futuro con nosotros, aquellos a quienes había venido a salvar.

Para nosotros, practicar el gratitud podría ser un momento de reflexión en lo que estamos agradecidos al inicio o al final del día, o tal vez, recitar frecuentemente la frase del salmista:

Este es el día que hizo el Señor; regocijémonos y alegrémonos en él. Salmos 118:24 NVI

Además, la práctica espiritual de la simplicidad puede ser un antídoto para la queja: podemos elegir el agradecimiento y la satisfacción en lugar de siempre comprar más y mejores cosas.

Cuándo recordamos las cosas por las que estamos agradecidos, especialmente el gozo venidero a través de Cristo, nuestras actitudes se parecen más a las de Jesús.

Ora: Amado Dios, gracias por tus continuas bendiciones en mi vida, desde las pequeñas cosas diarias para mi familia y amigos, hasta el regalo más grande de todos: enviar a tu Hijo para darme vida en abundancia. Por favor, ayúdame a ver el gozo venidero. Espíritu Santo, por favor conforma la mente de Cristo en mí. En el nombre de Jesús, amén.