Nuestro pan diario: encontrando consuelo en tiempos de pérdida Muestra
“Sólo Dios, sólo Dios es grande”.
Esta fue la solemne e inesperada declaración de Jean Baptiste Massillon al comenzar su sermón en el funeral del rey Luis XIV.
El rey, a quien le gustaba que lo llamaran Luis el Grande, había gobernado Francia desde 1643 hasta 1715 con poder absoluto e increíble esplendor. Su funeral se celebró en una magnífica catedral iluminada por una sola vela junto al ornamentado ataúd. Cuando llegó el momento de que Massillon hablara, extendió la mano y apagó la llama. Luego rompió el silencio con las palabras: “Sólo Dios es grande”.
Reconocemos y admiramos a algunos de nuestros semejantes mortales que son considerados grandes pensadores, grandes científicos, grandes inventores, grandes triunfadores en todos los campos en que actúan. En muchos sentidos, están mucho por encima de todos nosotros, la gente común, pero aun así tienen las mismas necesidades que nosotros. Experimentan dolores y molestias. Tienen una mente atribulada y un corazón hambriento. No pueden evitar la muerte ni garantizar la vida después de la tumba.
Solo Dios es verdaderamente grande: lo suficientemente grande como para satisfacer todas nuestras necesidades, lo suficientemente grande como para perdonar todos nuestros pecados y lo suficientemente grande como para llevarnos a través del oscuro valle de la muerte hasta la eternidad, para estar con Él para siempre. Por eso, declaramos con el salmista: “Porque tú eres grande . . . ; ¡solo tú eres Dios!” (SALMO 86:10). —Vernon Grounds
En un mundo de superlativos vacíos, Dios es el más grande.
Esta fue la solemne e inesperada declaración de Jean Baptiste Massillon al comenzar su sermón en el funeral del rey Luis XIV.
El rey, a quien le gustaba que lo llamaran Luis el Grande, había gobernado Francia desde 1643 hasta 1715 con poder absoluto e increíble esplendor. Su funeral se celebró en una magnífica catedral iluminada por una sola vela junto al ornamentado ataúd. Cuando llegó el momento de que Massillon hablara, extendió la mano y apagó la llama. Luego rompió el silencio con las palabras: “Sólo Dios es grande”.
Reconocemos y admiramos a algunos de nuestros semejantes mortales que son considerados grandes pensadores, grandes científicos, grandes inventores, grandes triunfadores en todos los campos en que actúan. En muchos sentidos, están mucho por encima de todos nosotros, la gente común, pero aun así tienen las mismas necesidades que nosotros. Experimentan dolores y molestias. Tienen una mente atribulada y un corazón hambriento. No pueden evitar la muerte ni garantizar la vida después de la tumba.
Solo Dios es verdaderamente grande: lo suficientemente grande como para satisfacer todas nuestras necesidades, lo suficientemente grande como para perdonar todos nuestros pecados y lo suficientemente grande como para llevarnos a través del oscuro valle de la muerte hasta la eternidad, para estar con Él para siempre. Por eso, declaramos con el salmista: “Porque tú eres grande . . . ; ¡solo tú eres Dios!” (SALMO 86:10). —Vernon Grounds
En un mundo de superlativos vacíos, Dios es el más grande.
Escritura
Acerca de este Plan
Nuestra esperanza y oración es que los devocionales a continuación reconforten tu corazón y levanten tu espíritu mientras te guían a apoyarte en el Señor, nuestro Pastor y nuestro Guía a través del valle de la aflicción.
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