Nuestro pan diario: encontrando consuelo en tiempos de pérdida Muestra

Una vida recordada

"Papá, ayúdame". Esas fueron las últimas palabras que Dianne y Gary Cronin oyeron a su hija decir mientras luchaba por respirar. Kristin, de 14 años, murió repentinamente—solo dos días después de decir que no se sentía bien. Una infección por estreptococos atacó su cuerpo el jueves. El sábado, le estaba rogando a su padre que la ayudara.

Antes de que Kristin muriera, yo estaba llamado a predicar en la iglesia de su familia en Soldotna, Alaska. En el tiempo de Dios, me presenté ante la congregación el día después de su funeral.

Kristin era una de esas adolescentes vivaces que amaban a Jesús y vivían para Él—y cuya muerte repentina nos deja con un millón de preguntas.

Como pasé por una pérdida similar de mi propia hija adolescente hace unos años, pude ofrecer algunos consejos a esta iglesia atónita y afligida. Primero, dije que deberíamos reconocer la soberanía de Dios. El Salmo 139:16 nos recuerda que la vida de Kristin tuvo la duración exacta que Dios quería. Segundo, le pedí a la iglesia que nunca se olvidara de su familia.

Ya sea que pasen dos meses o cinco años, la familia nunca “superará” la pérdida de Kristin. Nunca dejarán de necesitar cristianos que se preocupen por ellos y de ellos se acuerden.

En momentos como este, no olviden que Dios está en control y que quiere que seamos un consuelo para los demás. —Dave Branon

En cada desierto de desesperación, Dios tiene un oasis de consuelo.