Nuestro pan diario: encontrando consuelo en tiempos de pérdida Muestra
Cuando es difícil orar
La Biblia nos dice que Dios conoce cada uno de nuestros pensamientos y cada palabra que sale de nuestra lengua (SALMO 139:1-4). Y cuando no sabemos qué pedir en oración, el Espíritu Santo “intercede por nosotros con gemidos indecibles” (ROMANOS 8:26).
Estas verdades bíblicas nos aseguran que podemos comunicarnos con Dios incluso sin que se pronuncie una sola palabra, porque Él conoce las intenciones y los deseos de nuestro corazón. ¡Qué consuelo cuando estamos perplejos o en profunda angustia! No tenemos que preocuparnos si no podemos encontrar las palabras para expresar nuestros pensamientos y sentimientos. No tenemos que sentirnos avergonzados si a veces nuestras frases se interrumpen a medias. Dios sabe lo que íbamos a decir. No tenemos que sentirnos culpables si nuestros pensamientos divagan y tenemos que luchar para mantener nuestra mente enfocada en el Señor.
Y, de hecho, no tenemos que preocuparnos por una postura adecuada en la oración. Si somos mayores o tenemos artritis y no podemos arrodillarnos, no hay problema. Lo que le importa a Dios es la postura de nuestro corazón.
¡Qué Dios tan maravilloso! No importa cuánto titubees y tropieces en tu oración, Él te escucha. Su corazón de amor infinito responde a las necesidades y emociones de tu propio corazón inarticulado. ¡Así que sigue orando! —Vernon Grounds
La oración no requiere elocuencia, sino sinceridad.
La Biblia nos dice que Dios conoce cada uno de nuestros pensamientos y cada palabra que sale de nuestra lengua (SALMO 139:1-4). Y cuando no sabemos qué pedir en oración, el Espíritu Santo “intercede por nosotros con gemidos indecibles” (ROMANOS 8:26).
Estas verdades bíblicas nos aseguran que podemos comunicarnos con Dios incluso sin que se pronuncie una sola palabra, porque Él conoce las intenciones y los deseos de nuestro corazón. ¡Qué consuelo cuando estamos perplejos o en profunda angustia! No tenemos que preocuparnos si no podemos encontrar las palabras para expresar nuestros pensamientos y sentimientos. No tenemos que sentirnos avergonzados si a veces nuestras frases se interrumpen a medias. Dios sabe lo que íbamos a decir. No tenemos que sentirnos culpables si nuestros pensamientos divagan y tenemos que luchar para mantener nuestra mente enfocada en el Señor.
Y, de hecho, no tenemos que preocuparnos por una postura adecuada en la oración. Si somos mayores o tenemos artritis y no podemos arrodillarnos, no hay problema. Lo que le importa a Dios es la postura de nuestro corazón.
¡Qué Dios tan maravilloso! No importa cuánto titubees y tropieces en tu oración, Él te escucha. Su corazón de amor infinito responde a las necesidades y emociones de tu propio corazón inarticulado. ¡Así que sigue orando! —Vernon Grounds
La oración no requiere elocuencia, sino sinceridad.
Escritura
Acerca de este Plan
Nuestra esperanza y oración es que los devocionales a continuación reconforten tu corazón y levanten tu espíritu mientras te guían a apoyarte en el Señor, nuestro Pastor y nuestro Guía a través del valle de la aflicción.
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